OPINION: Mario E. Gonzalez

La doble moral y la prostitución infantil

La indiferencia o tal vez la indolencia como cierta pereza o desidia en la conducta de sus principales referentes cada tanto se conmueve con casos como el de la prostitución infantil o la cruenta muerte de la joven Karen Álvarez. Son hechos que golpean al conjunto social: pero solo cuando aparecen, cuando se hacen visibles a los ojos de una cerril hipocresía social. En el mientras tanto la vida sucede cotidianamente como si nada.
jueves, 26 de marzo de 2015 · 17:09
Un hecho que conmociona a la capital de Río Negro golpea la conciencia de la gente decente y abre los ojos a quienes solo suelen mirarse para adentro. Algo grave sucede en una sociedad que se permite ignorar la desatención de su niñez y de su adolescencia, la desintegración social que planificó y plantó la dictadura sigue campante en plena democracia. 
No es una preocupación de ahora ni la ha sido en los años anteriores, los fríos datos marcan el umbral que no ha logrado sobrepasar la gestión política y que no ha podido subsanar la sociedad civil con su vocación solidaria. Viedma no ha sido Cutral Co, ni General Mosconi, pero sufrió los recortes que su economía burocrática le impuso al compás de los recortes del Estado en la década de los 90. Y la desinversión social creció y quizá no ya en términos de números sino de calidad en la gestión del desarrollo humano.  Aquí está el déficit sustancial y verdadero. La indiferencia o tal vez la indolencia, como cierta pereza o desidia en la conducta de sus principales referentes, cada tanto se conmueve con casos como el de la prostitución infantil o la cruenta muerte de la joven Karen Álvarez. Son hechos que golpean al conjunto social: pero solo cuando aparecen, cuando se hacen visibles a los ojos de una cerril hipocresía social. En el mientras tanto, la vida sucede cotidianamente como si nada.
Desde hace mucho tiempo y con cierto desdén se habla de la droga y de la delincuencia juvenil como si fuera algo ajeno y lejano a la capital rionegrina, Cuando las historias son una nómina estampada en un informe y no tienen ni la cara ni el color de los ojos de esos jóvenes o niños es difícil comprometerse con ese destino e incluso es mejor creer que sigue siendo algo lejano y ajeno. 
Las responsabilidades sociales y políticas están a la vista pero la especulación electoral no deja tiempo para un diálogo sincero y profundo respecto a un tema tan delicado. Las acusaciones de Rodolfo Aguiar del gremio  ATE -incluidas las imputaciones personales- al ministro Ricardo Arroyo tampoco están exentas del interés por posicionarse como el gremio confrontativo ante el acuerdismo que expresa UPCN.  Otros desencuentros signan la relación entre Arroyo y Aguiar o sería mejor posicionarlo como Aguiar versus Alberto Weretilneck. Este último lo llevó hasta un cielo de rosas cuando debía consolidar su gobierno tras la muerte de Soria y luego le soltó la mano. De aquellos polvos estos lodos. De aquel amor a este rencor.
También desde el peronismo buscan llevarse su presea deseada, la cabeza del ministro Arroyo. De enemistad sostenida y franca con el senador Miguel Pichetto el lamarqueño se ha puesto en el centro de la mira del peronismo tras la decisión de acompañar al gobernador en su intento de reelección. La pelea gremial y la pelea política están situándose como prioridad por sobre la necesidad de sentarse a delinear como enderezar el barco de la niñez y la adolescencia descarriada. Cada uno cree que puede solo y la apuesta al mesianismo político sigue siendo una de las constantes del fracaso rionegrino.

M.E.G.



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