EDITORIAL

El festivo laberinto del MPN

El contexto nacional e internacional influyó durante el año, que fue esencialmente frustrante. El MPN hace realidad la noción de "equipo", pero no la de quién lo conduce.
sábado, 24 de diciembre de 2016 · 19:21

Hay diez acepciones de la palabra "fiesta” (*) en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), y ninguna es suficiente, al menos en sí misma, para identificar con certeza lo que la palabra fiesta indica en este especial momento de la política neuquina, en el que la desconfianza le gana a la lealtad, el entusiasmo supera a la razón, y la avidez es el gran motor que permite funcionar la maquinaria.

Neuquén llega al fin del 2016 en un contexto de Nación y de Mundo que determinan su propia realidad, con un nivel de influencia exacerbado por la dependencia provincial de los hidrocarburos, no solo en lo que a economía se refiere, sino en lo que hace a la convicción cultural, a la profundidad subconsciente que refleja, como un espejo distorsionado, esa larga construcción histórica.

Ha sido un año frustrante en cuanto a logros concretos. El Estado, esa gran madre de mayorías, tuvo que tomar créditos, endeudarse una y otra vez, para cubrir los ascendentes gastos de funcionamiento.

Omar Gutiérrez se ha revelado hasta ahora no como un gran ganador de propósitos, sino como un administrador hábil, y a la vez, un paciente edificador de espacio político en su propio partido y frente a la sociedad. No hay que tomar a la ligera estas características. Porque el MPN no parece dispuesto a aceptar tranquilamente una renovación de liderazgo, pese a que el cargo sigue vacante; y porque la otra mitad del espectro político organizado para competir en elecciones, está desesperado por consolidar una idea antes que el partido provincial consiga resolver su propio laberinto.

El escenario es complejo, porque ha sido frustrante desde la influencia nacional-internacional. El gobierno de Mauricio Macri arrastró un sistema de prueba y error que a la provincia le significó soportar 12 meses en el purgatorio mientras olía el paraíso y el infierno le quemaba el trasero. En el mundo, el triunfo de Donald Trump cambió planes y expectativas, y todavía oficia como un freno para cualquier gran movida (las petroleras, por ejemplo), por lo menos hasta el día después del 20 de enero, fecha fijada para su asunción en el sillón presidencial más importante del mundo.

En esa complejidad, el MPN ha acrecentado su nivel de confrontación sutil. En la superficie se ve poco, pero en las profundidades intestinales de ese gran organismo creado para ejercer el poder político, las diversas caras aparecen con enfoques contrapuestos en coyunturas específicas. Es, tal vez, una característica de la definición que dio origen al proceso de "renovación” emepenista: un equipo antes que un caudillo con sus amanuenses. Desde este punto de vista, lo que hay es entonces un estado de transición hacia esa nueva concepción, que conlleva, necesariamente, la puja por liderar el equipo.

Por ahora, se ven distintas actitudes, una diferenciación que quizá estuvo siempre pero que el tiempo acentúa, entre el estilo de Gutiérrez y el del vicegobernador, Rolando Figueroa. El "Rolo”, como todos le dicen, no es el vice de Gutiérrez, sino El Vice. Está, evidentemente, dispuesto a protagonizar, sobre todo su rol de presidente de la convención del MPN. Esta también es una característica que se repite en el partido: la presidencia de sus dos órganos de gobierno, sirve para canalizar diferentes ópticas sobre una misma realidad. Ya pasó con Sobisch y Sapag.

Desde la convención y desde su presidente, en los últimos días se tiró una perla gruesa en este mar de inquietudes. Se dejó entrever que se sabía de "fuentes confiables” que el intendente Horacio Quiroga fantaseaba con la idea de anticipar las elecciones municipales, y convocarlas para apenas empezado el año. Figueroa asumió esa posibilidad y anticipó que está dispuesto a recorrer calle por calle la capital neuquina llevando la bandera del MPN para ganar esos comicios. Es un mensaje de altísimo significado. No tanto para Quiroga, sino para el propio partido, y, en particular, para el mismo gobernador y presidente de la Junta de Gobierno, Omar Gutiérrez.

Esta situación objetiva, en la que el equipo es equipo pero la conducción no se unifica, sino que se comparte y se discute, no solo es interesante, sugerente, sino también atractiva para quienes están dispuestos a ganar dividiendo al contrario, una técnica que es de las más usadas tanto en la guerra como en la política. Desde esos cuarteles de la inteligencia electoral, se divierten observando, por ejemplo, como en el Facebook de Rolo hay 136 fotos del brindis de fin de año de la seccional Neuquén del MPN, y una sola de esas fotos muestra a Gutiérrez, hablando, fuera de foco, con un primer plano observándolo del vicegobernador, el gran protagonista del espectáculo de selfies.

En fin. El año que comienza en una semana no dará tregua. Horacio Quiroga anticipó que no habrá vacaciones en enero para la obra pública. Se verá si esa actitud tiene un correlato electoral. Los problemas sociales y ambientales, comienzan a ocupar el primer plano, y esto los políticos lo ven, pero no terminan de asumirlo, porque (tal vez…) piensan que se puede reducir el tamaño del problema con el histórico procedimiento de no contribuir a que estén en la portada.

Este tipo de problemas, no obstante, son los que importan. Y no entran en ninguna definición de la palabra "fiesta”.

Rubén Boggi

(*) Las diez definiciones de la palabra "fiesta” del diccionario de la Real Academia Española:

1. f. Día en que, por disposición legal, no se trabaja.

2. f. Día que una religión celebra con especial solemnidad dedicándolo a Dios o conmemorando un hecho o figura religiosos.

3. f. Seguido de un complemento especificador, jornada en que se celebra algo o que se dedica a alguien o algo.

4. f. Acto o conjunto de actos organizados para la diversión o disfrute de una colectividad.

5. f. Reunión de gente para celebrar algo o divertirse.

6. f. Diversión o regocijo.

7. f. coloq. Descanso laboral que se hace en un día que no es festivo.

8. f. coloq. Palabra o gesto cariñosos.

9. f. coloq. desus. Chanza, broma.

10. f. pl. Sucesión de varios días de fiesta en que se celebra una solemnidad.

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