EDITORIAL

Lo que hay enfrente del MPN

La posibilidad renovada de un gran frente. La experiencia del 2011. El piloto del 2017 que se prepara. La reorganización del peronismo, Todo en medio del infierno petrolero.
sábado, 3 de diciembre de 2016 · 20:10

Mientras el MPN transita su fatigosa senda gubernamental vitalicia, los partidos políticos y referentes que se describen como "la oposición” en esta provincia de longevo oficialismo, se mueven para organizarse y enfrentar los calores del principio del año electoral. Importante como todos los años electorales. Decisivo como solo puede ser el año del presente, el de la coyuntura, el que apunta a resolver trabadas situaciones que asfixian el futuro con la sombría certeza de lo mediocre.

Horacio Quiroga aparece en una zona de confort autogenerada, con el Cambiemos como buque insignia de una estrategia que divide en dos partes: la de corto plazo, en la que jugará como director técnico; y la de mediano (2019), en la que –no puede descartarse- podrá ser nuevamente protagonista.

El intendente capitalino acaba de dejar plantada la mesa de conducción en Zapala, eje de la zona centro de la provincia, una ciudad en la que Cambiemos se quedó afuera de casi todo, con una ciudadanía que se repartió entre el oficialismo del Frente Grande y la presencia siempre importante del MPN. Desde allí lanzó la consigna que ilustrará con crudeza la definición política más dura, que más le duele, al partido gobernante: "la provincia está quebrada”.

Esa consigna no solo descriptiva de una lectura posible de las finanzas provinciales, actualmente con colocación de deuda para pagar obligaciones corrientes. Es también una inteligente selección de palabras que unen (vuelven a unir) a la disgregada oposición que, al menos potencialmente, es capaz de cortar al medio las preferencias electorales de los neuquinos, y capaz de quedarse, según las circunstancias, con la mayoría relativa.

En la crítica del manejo político de los recursos económicos de la provincia se une rápidamente esa oposición variopinta al MPN, que irá a las elecciones del año que viene por separado, pero que (así lo gestionan los principales referentes) piensa otra vez en un gran frente para el 2019. Coinciden en ese diagnóstico grueso el peronismo, tanto el kirchnerismo residual como el que nunca lo fue; coinciden los sectores que trabajan por el gran frente amparados en la popularidad sostenida de ese implacable crítico de la política petrolera oficialista que es Ramón Rioseco; coincide ese Frente Grande con cuartel general en Zapala bajo el caudillismo local de Soledad Martínez y Raúl Podestá; y coincide, por supuesto, Cambiemos con su conglomerado de partidos bajo la tutela de Quiroga.

La situación petrolera, en plena crisis que combina posibilidad de acuerdo con ajuste pero a costa de conflictos difíciles de resolver, da pie para que la consigna de "provincia quebrada” se haga carne en la intimidad culposa del MPN.

En este contexto, mientras se arrojan nombres como los de David Schlereth y Marcelo Bermúdez como comisionados al Congreso por Cambiemos, y en el peronismo se menciona –con diferencias filiales por parte de la familia Parrilli- a Darío Martínez y Javier Bertoldi, cobra relevancia la reorganización peronista. No puede menospreciarse la importancia de este sector político, que fácilmente puede recoger el descontento ya sembrado (y aun sin cosechar) por el primer año del gobierno de Mauricio Macri.

El gran frente posible para 2019, tiene el antecedente del 2011, cuando fue liderado por Martín Farizano, ya disminuido por la enfermedad que lo llevó a una prematura muerte, cuando su figura política se había revelado ya como importante en las trincheras opositoras al partido provincial; y tendrá posiblemente un nuevo laboratorio de prueba concreta, con aplicación pragmática apuntada a fortalecer el actual oficialismo municipal, en las elecciones municipales capitalinas del año que se aproxima.

En el 2011, ese frente sacó poco más del 34 por ciento de los votos, contra 45 por ciento que obtuvo el MPN para la reelección de Jorge Sapag. Conspiraron contra la unidad opositora, la Coalición Cívica-ARI, Libres del Sur y el Frente de Izquierda. Entre estas tres agrupaciones juntaron poco más del 11 por ciento, la cantidad de votos que le hubieran hecho falta a Farizano para empardar y aún ganarle a un MPN que en ese momento todavía hacía profesión de conveniente fe kirchnerista.

Así, es posible que el 2017 repita, con las diferencias que la realidad impone, un escenario parecido al de aquel 2011 en las elecciones capitalinas. La principal salvedad que hay que hacer es que aquí no gobierna el MPN, sino Quiroga. El MPN, en este caso, es el que aspira a ganar para "reconquistar” el municipio más adelante. El oficialismo municipal persigue no el propósito de ganarle al MPN, sino ensayar una opción que después podría provincializar, y que en esa opción se gane la mayor cantidad de bancas de concejales posibles.

Especulaciones que se combinan con acciones. Estrategias que se arman y desarman sobre la mesa de operaciones. Jugadas al calor del infierno de la coyuntura.

Rubén Boggi

 

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