EDITORIAL

MPN y Cambiemos, entre la urgencia y el mediano plazo

Las dos presiones simultáneas. El rol del Estado. El control del gobierno y las internas inexorables. Se busca frenar la incipiente anarquía burocrática.
domingo, 19 de noviembre de 2017 · 09:38

El intendente capitalino y presidente de Cambiemos en Neuquén, Horacio Quiroga, juntará a los diputados de su sector para acordar la estrategia que cierre este año e inaugure el año que viene. El encuentro será, probablemente, este lunes, y la primera instrucción estará muy clara: respaldar el Pacto Fiscal firmado por el presidente Mauricio Macri con las provincias. No solo eso, sino liderar ese respaldo, y aun respaldar al gobernador Omar Gutiérrez frente a los planteos "extorsivos y violentos” del gremio estatal ATE.

El sindicato ATE comienza a caminar por una vereda cada vez más angosta, que condiciona su accionar en la misma medida en que se alejan sus negociadores gubernamentales. Por eso, tras jornadas donde la violencia estuvo presente, y exagerada desde la visión del MPN cada vez que se pudo, sus principales dirigentes, Carlos Quintriqueo y Jorge Marillán, instalaron sendas reposeras en la vereda de la Casa de Gobierno, y justo en la ochava de la esquina de La Rioja y General Roca, se hicieron sacar fotos con cartelitos de "queremos dialogar”.

El MPN avanza paso a paso hacia una interna casi inevitable, cocinada al fuego de un cuarteto que acuerda y desacuerda de a pares, y también se permite jugadas individuales, incluso muy arriesgadas, intentando no poner en juego el desgobierno, la anarquía en un Estado que luce muy organizado, pero en realidad pende de un hilo cada vez más finito, en razón de su propia burocracia gigante. Omar Gutiérrez tiene hechas banderas y pancartas luciendo su propuesta de reelección 2019. Algunas se han exhibido, con cierto recato. La construcción necesita de aliados que vayan más allá del mínimo entorno de confianza absoluta. Dicen que el pacto continúa siendo con Jorge Sapag, pero el MPN es un organismo invertebrado en esta época, y sus extremidades fluctuantes pueden salir disparadas para cualquier lado.

Rolando Figueroa también piensa y obra en función de una precandidatura hacia el 2019. Su construcción también necesita de aliados. Se mira y trabaja pensando en el senador Guillermo Pereyra y su solidez propia. Pereyra quiere las internas más que nadie. Las ama. Son su mecanismo preferido, sobre todo porque tiene con qué jugar en ellas, siempre: organización propia, dinero propio, dirigentes obedientes, y prestigio tal vez como nadie tiene en estos momentos en el MPN, porque es el hombre que puede negociar tanto con el peronismo en cualquiera de las formas que éste elija para manifestarse en la coyuntura, como con el macrismo, también sea cual sea la forma con la que elija construir el Presidente el rumbo a su propia reelección.

Pereyra no llamó a frenar las internas, sino a no perder el control del gobierno entre vanos enfrentamientos que lastiman la gestión. Es muy distinto el concepto, más allá de las liviandades mediáticas, apuradas para sacar títulos minuto a minuto. También Jorge Sapag tiene esa prudencia, nacida de la larga experiencia y de su propio estilo. Los más osados son los de la "nueva” generación, quienes no obstante padecen la singularidad de ser hijos y hasta nietos del Estado. Les cuesta moverse fuera de ese continente cálido y seguro. Y una de las características de la coyuntura es que el principal tema del reformismo vigente es, precisamente, poner al Estado en el sitio que le corresponde, para pensar más bien en toda la sociedad, la de adentro y la de afuera, la que solo quiere ver en el Estado la organización elegida libremente para administrar los dineros de todos y el destino de la Patria.

La interna del MPN se organizará después de los cambios de Gabinete y con el gobierno encaminado a asegurar los dos años siguientes. En este tema es fundamental lo que se decida hacer frente a la embestida sindical, por un lado, y las responsabilidades que demanda la industria petrolera, por el otro. Porque, como habíamos anticipado, desde estos dos frentes hay una fuerte presión, que se concentra en la gestión de Omar Gutiérrez, pero que, obviamente, ponen en la picota a todo el MPN, pues los demás sectores políticos, comenzando por Cambiemos, se declaran inocente de toda culpa, y dejarán en el partido del gobierno la responsabilidad de solucionar las cosas.

La industria petrolera, que podemos traducir como la única esperanza de inversiones fuertes que recibirá Neuquén y el país en los próximos meses, exige mano dura con los desvaríos ideológicos tras los cuales se agazapan intereses ambiciosos que pretenden, ni más ni menos, que construir oposiciones revolucionarias financiadas por la propia industria a la que atacan y presionan. El fin de semana se vivió una muestra de que hay decisión política de acotar el desvarío tal como ha sido expresado hasta el momento, con una casi impunidad obscenamente garantizada. Hubo allanamientos a viviendas de personas concretas que han lucido públicamente su adhesión a la liberación de Facundo Jones Huala, el líder de RAM. Los procedimientos fueron ordenados por un juez de Garantías, dentro del contexto de respeto por la Ley; pero indudablemente corrieron por una delgada línea, en la que es difícil diferenciar hasta dónde hay justicia y hasta dónde persecución ideológica.

¿Será algo a lo que habrá de acostumbrarse en estos tiempos? ¿Pagar las consecuencias de una impunidad en la que todo valía y la vez nada importaba?

Lo cierto es que una línea política comienza a afirmarse en quienes tienen responsabilidad directa de conducción en el Estado: fijar claramente el límite para que se no se desborde el único continente –la democracia- en la que se pueden acordar reglas de convivencia razonables. Eso incluye una garantía para los negocios, pues sin construir riqueza, no es concebible, para el actual estatus quo, el desarrollo, el crecimiento, el progreso.

En este afán, que aquí se expresa solo a modo descriptivo, será importante que las palabras conserven su significado y no entren en el marasmo destructivo de la confusión semántica. Por ejemplo, "diálogo”. Por ejemplo, "salud”. Por ejemplo, "educación”.

Porque a veces, casi siempre, las sociedades avanzan o retroceden según se respete lo que se habla.

Rubén Boggi

 

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