Carta a los adultos firmada por una "pendeja"

No soy tu tacho emocional, y vos no sos el mío. Te hablo a vos que le echás la culpa a los demás por cada miseria que ocurre en el mundo, en tu mundo, alrededor tuyo.

Acostumbrados a no ser responsables de nuestros actos. A enforcarnos en quien nos quede cómodo para depositar la basura que no podemos barrer solos.

Hay algo en lo que quisiera hacer hincapié. Los tachos de basura emocional que significamos para casi toda una generación que ya no está de moda, los jóvenes de hoy en día.

Los "mayores” que, por supuesto, tienen más experiencia en puntos específicos de la vida pero que bajo ningún punto de vista, saben indiscutiblemente más que otros.

Ustedes son quienes no pueden recibir críticas por parte de un "pendejo atrevido” que simplemente es completamente sincero. Tal vez la generación de los "adultos” esté acostumbrada a caminar con una falsa amabilidad que puede tener sus beneficios. Bueno, déjenme decirles que la mayor parte de quienes integran mi generación, cometen el error (según ustedes) de ser transparentes. De hablar sin balbucear.

Son las mismas personas que exigen el mayor de los respetos, el cual merecen sin duda alguna, pero así como todos lo merecemos. La edad, "señores”, no marca bajo ningún punto de vista niveles de ética y moral.

Ustedes mismos, son quienes dicen que "la sociedad está perdida”. Personas sin rumbo, personas que dañan y la mismísima maldad, siempre existió y seguirá estando presente, al menos por un largo tiempo. Sin embargo, permítanme reiterar: no somos tachos emocionales. Mi generación no creó la toxicidad.

Ustedes son quienes dicen: "Así son los jóvenes de hoy”. Mientras tanto, escucho miles de historias que no se diferencian demasiado con nosotros, más allá de cuestiones sociales que no están a nuestro alcance.

Así como no quisiera, porque no es correcto, que nos metiéramos mutuamente a todos en la misma bolsa, es un texto que tiene un punto. Simplemente, espero que el día que sea "adulta” y tenga una nueva generación a la cual intente guiar, recuerde que, si quiero hacerme escuchar, primero debo saber lo que digo, cómo lo digo, a quién se lo digo, y tener la responsabilidad que merece. Entender que cada consecuencia en mi vida, será como es ahora, a raíz de alguna acción que cometí, aunque sea mínima, yo misma.

No soy tu tacho emocional. Las cosas simplemente son y, la carga y sentido que le demos a las palabras, podrán siempre valer más de lo que imaginamos. Sea cual sea la generación. 

Sofía Seirgalea