EDITORIAL

Importa la Vaca, mientras el MPN hace parcial catarsis

La embajada en Estados Unidos fue oficialista, opositora y contradictoria. La reunión Pereyra-Macri. La interna del MPN y la lista que falta. Lo que puede suceder.
sábado, 27 de mayo de 2017 · 20:57

La embajada variopinta que incursionó por Washington y Houston en la cruzada promocional permanente para atraer inversiones a Vaca Muerta, jugó, como se había anticipado, un rol político si se quiere mezquino, aunque comprensible, hacia adentro de la Argentina, con repercusiones alentadas desde la Casa Rosada, e impacto fuerte en Neuquén, esa provincia a la que ahora todos quieren gobernar.

El macrismo poco dijo, pero dicen que habló mucho sin que trascendiera demasiado. La presencia de Horacio Quiroga y Leandro López, indisimulables en una comitiva más numerosa que pareció más un camuflaje que un acompañamiento, fue importante, sobre todo relacionadas con la senadora del MPN, Lucila Crexell. Esta mujer solivianta ánimos en el oficialismo neuquino, es revulsiva. No solo no se calla, sino que abre grande la boca para manifestar disidencias. En este caso, fue la voz cantante del eslogan que se quiso hacer resonar: el sindicalismo liderado por el otro senador neuquino, Guillermo Pereyra, no está cumpliendo con su parte en el pacto petrolero, y la adenda (flexibilización, según sus detractores) al convenio colectivo no se aplica, y así las empresas tampoco cumplirán, y por ende, las inversiones seguirán esperando.

El viaje y sus intenciones provocaron reuniones importantes en Neuquén, tras las cuales Pereyra decidió pedir una audiencia con el mismísimo presidente de la Nación, Mauricio Macri. La audiencia fue concedida rápidamente, y se concretó en Olivos, a solas, durante media hora, el viernes pasado. El senador sindicalista y el presidente empresario acordaron allí que la sangre no llegaría al río, que habría otro período de paz entre Cambiemos y el MPN, y que la adenda se aplicaría. De hecho, Pereyra salió del encuentro jurando que al menos en 85 por ciento se había cumplido ya. Y que no era cuestión de seguir buscando pelos en la leche, favoreciendo divisiones entre él mismo y sus laderos principales, a saber, Marcelo Rucci y Ricardo Astrada, los dos hombres clavados en la línea de sucesión sindical del gremio privado más importante de la Patagonia.

Por las dudas, otra comitiva viajará a los Estados Unidos. La meca petrolera recibirá a una delegación del sindicato, liderada precisamente por Rucci y Astrada. Los sindicalistas irán empresa por empresa en Houston para garantizar de cuerpo presente que lo acordado se cumplirá, que no habrá inconvenientes piquetes ni subdesarrollados bloqueos. El gremio se bendecirá a sí mismo como parte del Primer Mundo, al que se quiere llegar montado en la Vaca Muerta.

Mientras tanto, se puso en marcha la interna del MPN, alimentada también por la energía, a tal punto que el principal candidato de la lista Azul, la oficialista, es Alejandro Nicola, el ministro del área. Desde el año pasado que se decía que Nicola dejaría el Gabinete, y finalmente, lo hará, si gana la interna, para lo que deberá vencer a los candidatos de las otras siete listas que se presentaron. Es un dato de la realidad más profundo de lo que puede parecer a simple vista. Responde al delicado entramado del poder. A cómo se irá armando el MPN en la instancia crucial del gas y del petróleo por venir.

Por lo pronto, no presentó lista la Blanca, que sigue fogoneando incansablemente Jorge Sobisch, recorriendo ciudades y pueblos. Sobisch había presentado, el pasado 5 de mayo, una nota a la Convención que preside Rolando Figueroa, reclamando la aplicación del sistema D’Hont para la representación de candidatos en las listas del partido tras las internas. La Convención no trató el tema, ni hubo respuesta a ese pedido. La no presentación de la Blanca ¿implicará una movida electoral externa para las elecciones municipales? Es cuestión de esperar para confirmar cuál es la estrategia de quien fuera tres veces gobernador. Por ahora, sigue acumulando, con inyección directa de sangre derramada por el descontento, y profesión explícita de independencia y lejanía, tanto del kirchnerismo anterior, como del macrismo presente.

El contexto nacional y provincial, es inestable. No hay seguridades, más allá de las declamaciones. Macri tendrá el veredicto del medio término, y en medio de las ensaladas de encuestas que empiezan a aflorar, busca reforzar la imagen de gobierno con la preparación de un aluvión de obras que intentará inaugurar, buscando sintetizar en el concepto de eficacia su idea de democracia y República. El MPN hace más o menos lo mismo en Neuquén, con gran despliegue del gobernador por el interior de la provincia, y con fuerte presencia militante desde el Estado en los barrios capitalinos.

Todo se financia desde el Estado, temerariamente. No hay que ponerse nervioso, ha sido así desde hace mucho. Aunque cada vez da un poco más de miedo.

Rubén Boggi

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