EN PICUN LEUFU

Una revolución desde el agua comienza a ser posible en Neuquén

¿Podrá Neuquén producir terneros como hoy produce petróleo? La respuesta está cerca.
martes, 24 de mayo de 2016 · 15:57

 

 

A un par de kilómetros de Picún Leufú, entre la ruta y el lago, se ha puesto a andar el germen de la revolución del agua en Neuquén, con un emprendimiento privado alentado por el Estado, que ha insumido en su comienzo (preparación del terreno) una inversión de más de 20 millones de pesos, y que se plantea producir, cuando esté a punto, no menos de 5.000 cabezas de ganado bovino de exportación.

El grupo Ilolay, a través de la empresa Williner SA, es el que trabaja allí, en un campo licitado por la Provincia, de poco más de 1.600 hectáreas. Pasando la estación de servicio de Picún Leufú, se llega al establecimiento Las Taperitas: poco boato, apenas una tranquera, las huellas en el barro de las lluvias recientes, una casa que se está terminando para iniciar la colonización propiamente dicha de un lugar que hace apenas un año era un descampado solo poblado por piedras y arbustos espinosos, y hoy ya es una experiencia apasionante del trabajo del hombre y su tecnología.

Unas 600 hectáreas comenzarán a regarse en poco tiempo más, por gravitación, con el agua del canal La Picasita, transportada por canales internos, cortados por compuertas australianas. El agua ingresará allí con fuerte caudal, lo que permitirá regar mayor superficie con menor cantidad de agua.

Todo se ve allí como una especie de milagro propiciado por el trabajo. Las máquinas van y vienen, conducidas por GPS. Son como máquinas robots, que se programan para tareas específicas. El movimiento de suelos es fenomenal: no solo se pone a nivel, sino que también se lleva tierra mala y se trae tierra buena. Allí se sembrarán pasturas, porque el proyecto es así de simple: engordar ganado con alimento producido en el mismo lugar.

Todo gracias al agua.

En una franja de la tierra trabajada, se instalarán los feed lots, donde se engordarán los terneros o novillos. Será carne de primera. Los representantes de la firma, Javier Williner y Lucas Sandoval, lo explican con soltura: en el diseño del proyecto, se ha contemplado el cambio de status sanitario que igualará a la Patagonia para producir ganado. Este cambio, que comenzará a plasmarse a partir de una misión de constatación sanitaria que hará Chile y Estados Unidos en un par de meses, posibilitará exportar carne de Neuquén a Chile. También se podrá ver la imagen, por primera vez en muchísimos años, de camiones jaula transportando ganado por las rutas de la provincia, señala, entusiasmado, el ministro de Producción y Turismo, José Brillo.

Williner SA ha comprado otras tierras lindantes con Las Taperitas. Son más de 23 mil hectáreas. Allí piensan criar vacas, que serán madres de los terneros que irán después a los feed lots de engorde con pastura producida gracias al agua del río Limay, al trabajo de los hombres y a los beneficios de la tecnología.

Es una Neuquén posible, en realidad, desde siempre. Solo que esa posibilidad se ha distraído, entre otras cosas, con el avasallante petróleo. Pero no son los hidrocarburos el combustible principal para llevar al futuro a esta provincia, sino el agua.

Tan simple como eso. Tan complejo como eso.

Rubén Boggi

 

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