Por la quema de cubiertas nuestra salud corre peligro

Un neumático es una estructura tubular compleja compuesta, principalmente, de caucho natural, cauchos sintéticos, negro de humo, agentes químicos (azufre, óxido de zinc, Cadmio y aditivos), aceites minerales y fibras reforzantes (hilos de acero y textiles).

El humo que se desprende la quema de los neumáticos es altamente tóxico y representa grave peligro para el sistema broncopulmonar. El riesgo potencial de la intoxicación depende de la larga estancia en la zona de humo y la concentración de humos en la zona.

El proceso desprende un humo negro compuesto fundamentalmente de monóxido y dióxido de carbono, dióxido de azufre, mercurio, plomo y otros compuestos que no sólo suponen un peligro para los seres vivos sino también para el medioambiente.

Estos elementos, además, se desplazan por el aire como partículas en suspensión, las cuales se van depositando en los objetos, en los ojos y en la piel de las personas que inclusive las absorben al respirar.

En las personas, respirar este humo puede provocar irritación de las vías respiratorias y de las mucosas expuestas (boca, garganta, conjuntiva). Los síntomas se traducen en tos, lagrimeo, aumento de secreciones y dificultad para respirar. En niños, mayores y aquellos que son más susceptibles o tienen enfermedades pulmonares como asma o neumonía, la reacción puede presentar ciertas complicaciones. Si el contacto con el humo es permanente, pueden presentarse alteraciones en la piel y en otros órganos.

La liberación de gases contiene partículas microscópicas que pueden alterar el equilibrio atmosférico. Además, las cenizas que arrastra el aire pueden llegar a otros lugares cercanos. Si llueve, el agua puede contaminarse y filtrarse en el subsuelo.