COPA AMERICA EN PRIMA MULTIMEDIOS
La redención y el momento poético de Lautaro Martínez
El escritor italiano Pier Paolo Pasolini escribió que los momentos del gol son exclusivamente poéticos. En tiempo extra, el "Toro" le dio a la Selección argentina una nueva Copa América.La recompensa llegó para Lautaro Martínez en una final de película. Una redención para quien nunca dejó de soñar con un momento así. Hizo el gol definitorio en tiempo extra y se convirtió en el goleador de la Copa América. Por ende, el goleador del bicampeón de la Copa América.
El delantero del Inter fue campeón del mundo en Qatar pero sin goles aunque convirtió el penal definitivo con el que la Scaloneta, luego de igualar 2 a 2 con Países Bajos en tiempo extra, pasó a las semifinales del Mundial de Qatar.
A pesar de todo, el Toro superó todas las que le vinieron en contra como cuando de pibe aun con lluvia se subía a la bicicleta para ir a entrenar en el club Liniers de su Bahía Blanca natal o cuando se volvió con la ilusión por el piso cuando Boca y San Lorenzo le cerraron las puertas.
El "Toro" trabajó mucho para llegar en buenas condiciones a la Copa América y tomarse la revancha del mundial. Este domingo esperó su turno en el banco de suplentes pero faltando 8 minutos para finalizar el tiempo extra y definir el torneo desde los doce pasos, ingresó por Julián Álvarez y le dio otra copa a la Selección argentina jugando 234 minutos en seis partidos del certamen.
A las 0.56 hora argentina del lunes 15 de julio, en el Hard Rock Stadium, luego de una recuperación enorme de Leandro Paredes, Giovani Lo Celso le dio una asistencia exquisita de primera a Lautaro Martinez que, con un derechazo cruzado e implacable, confirmó lo que en 1971 escribió el escritor, cineasta y una de las figuras de la cultura italiana Pier Paolo Pasolini que en el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: los momentos del gol. Cada gol es una invención, una fulguración. “El goleador de un torneo es el mejor poeta del año”, llegó a escribir el escritor italiano, que se prendía a cada picado con el que se cruzaba en cualquier lado.
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