EDITORIAL RIONEGRINA
Weretilneck enfocado en el RIGI y en guerra con los docentes
Sorprendió el silencio con el que se mantuvo ajeno al retroceso en diputados del Impuesto a las Ganancias, en un evidente cambio de relación con Nación.Pasaron muchas cosas en los 202 días de relación entre Alberto Weretilneck y el presidente Javier Milei. Claramente el momento de mayor tensión fue durante enero, cuando el rionegrino levantó la voz y se posicionó como representante del clamor de los mandatarios patagónicos. Lejos quedó el verano y no sólo se demuestra en la amplia variedad térmica, también en los discursos. Por eso sorprende el silencio con el que los gobernadores reaccionaron ante el retroceso del Impuesto a las Ganancias que se aprobó en Diputados, incluido en la tan discutida ley Bases.
Como sucedió desde que los representantes de Juntos Somos Río Negro acataron el mandato de apoyar el proyecto enviado por el Ejecutivo, las críticas cayeron sobre la figura del gobernador. Weretilneck salió con pragmatismo. Una vez más, como a lo largo de toda su trayectoria política, uso su poder camaleónico para eludir los ataques. Privilegió su gestión de gobierno, apremiado por la escasez de recursos y la agobiante deuda.
Las críticas de la oposición se hicieron sentir, desde el peronismo, la posición más fuerte la tuvo el legislador ultrasorista José Luis Berros, que señaló que los votos de Mónica Silva en el Senado y el de Agustín Domingo en Diputados, fueron a cambio de una mísera rotonda en Choele Choel. Desde ATE, Rodolfo Aguiar criticó el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), y lo calificó como una norma para entregar la soberanía.
Como es costumbre, Weretilneck no hizo mención a las críticas y priorizó justificar el posicionamiento con el que instruyó a los representantes de su partido para que voten a favor en el Congreso por la pretendida lluvia de inversiones que debería atraer el mentado RIGI. Desde la costa, con el antiguo puerto minero de Punta Colorada de fondo, valoró el oleoducto Vaca Muerta Sur donde YPF tiene pensado exportar la mayor parte de la producción de la Cuenca Neuquina.
También, en una nota bastante amigable con sus empleados de la televisión pública provincial, reflexionó sobre la Ley Bases. Dejó en claro que "siempre dijimos que no avalábamos que se pagara ganancias por el sueldo" y que "el resto consideramos que son cosas que benefician a Rio Negro". Luego enumeró los 35 proyectos mineros que necesitan inversión extrajera y una ley que le permita a las empresas a retirar las ganancias. Además, sumó la planta de GNL que pelea contra Bahía Blanca y también algunos proyectos agrícolas y ganaderos en los valles irrigados.
En sus redes sociales, también se enfocó en los beneficios y no mencionó los perjuicios que genera la eliminación de la deducción especial de 22% para trabajadores de la Patagonia, donde el costo de vida es mucho más elevado y algunos sectores tienen ingresos muy elevados en cuanto al sueldo promedio del país. A partir de su reglamentación, sufrirán descuentos todos los empleados sonteros que cobren un sueldo bruto de $1.800.000, y para los casados, se fijó en $2.300.000. Un cálculo aproximado indica que 26.300 rionegrinos tendrán menos dinero en sus bolsillos.
También hay un cambio drástico de opinión ante la decisión inconsulta de Nación de quedarse con las hidroeléctricas y no darle participación a las provincias dueñas del agua. Este parecía ser un tema en el que Río Negro y Neuquén tenían una postura inclaudicable, sin embargo el propio Weretilneck la maquilló: "Estaban en manos de empresas privadas, en muchos casos multinacionales, cerraron con las empresas privadas y las pusieron en manos de empresas argentinas del Estado que empiezan a administrarlas". Y prometió que "ahora viene la discusión de lo que se va a hacer, queremos ser partes, un plan de manejo, de incremento de regalías, y queremos que nos paguen por el agua. Con esto podríamos tener una baja en electricidad y tener competitividad".
Además del frente abierto por su relajada posición, ante lo que en algún momento definió como una avasallamiento de Nación sobre las provincias, el gobernador también debe enfrentar un conflicto interno con los docentes. UnTER se plantó en una puja por una mejor oferta paritaria que no llegó. Al contrario, Weretilneck instruyó a sus paritarios a hacer una nueva oferta a los otros gremios estatales y no incluyó a los maestros.
La propuesta volvió a ser de sumas fijas, que ATE aceptó con condicionamientos: que la negociación sea solamente para junio y se establezca una fecha de paritaria para tratar el aumento correspondiente al mes de julio. Además, claro está, del pago por planilla complementaria del aumento aceptado y el correspondiente incidencia en el medio aguinaldo.
Con los docentes la situación está empantanada. Weretilneck se niega a negociar bajo presión, pero si presiona al gremio. Intentó desvirtuar el Congreso de Regina con el anuncio del pago de aguinaldo junto con el sueldo desde el próximo martes. Sin embargo la respuesta del sindicato fue paro para el 2 y 3 de julio y el no comienzo de clases luego de las vacaciones de invierno, una postura absolutamente previsible.
Así las cosas, el gobierno rionegrino apuesta al paso del tiempo, que como dice el refrán "lo cura todo". Por delante queda una semana con dos días de huelga y las dos de vacaciones, para relajar posturas extremas y entablar la negociación, si es que la prioridad es la educación de los 170 mil alumnos del sistema público.