CRÓNICAS NEUQUINAS

Por miedo a la guerra, escondieron un museo en Zapala

Fue la única vez en la historia de la Argentina que las más valiosas piezas fueron ocultadas, en un trabajo sigiloso.
domingo, 27 de noviembre de 2022 · 00:00

(Por Alberto Carlos Garrido).- Un capítulo especial y prácticamente desconocido en la historia institucional del MOZ (Museo Provincial de Ciencias Naturales Prof. Dr. Juan A. Olsacher, en Zapala), sucedió hacia fines del año 1978, ocasión en la cual las colecciones del museo fueron trasladadas y ocultadas con el objetivo de ponerlas a resguardo de un posible ataque aéreo. Así es, aunque esta aserción resulte increíble en efecto sucedió, en un contexto en el cual tanto Argentina como Chile atravesaban sendas dictaduras militares.

Hacia fines de 1978 el denominado Conflicto del Beagle, puso al borde de la guerra a ambos países, alcanzando su punto álgido en el mes de diciembre de ese año. La población de la provincia del Neuquén, al igual que el resto de las provincias patagónicas, vivió en primera persona los sucesos del enorme despliegue militar que se produjo como consecuencia de esa disputa.

La ciudad de Zapala no estuvo ajena a ello. Por el contrario, considerada un punto estratégico como centro de comunicación vial y ferroviaria, se produjo aquí una gran concentración de tropas y pertrechos militares. Quizás por ello se asumía que nuestra ciudad, en caso de desencadenarse el conflicto, sería un blanco potencial y sufriría en forma directa los efectos de la guerra.

Queda en la memoria de los vecinos que vivieron aquellos acontecimientos la práctica de los llamados “simulacros”, el ulular de las sirenas que anunciaban el desarrollo (ficticio) de un ataque en curso, el oscurecimiento de la ciudad durante las noches de alarma y los consejos de guarecerse bajo la mesa o la cama para atenuar los efectos de los estallidos de las bombas.

Nadie lo decía abiertamente, pero para muchos el bombardeo a la ciudad más que una posibilidad lejana, era casi un hecho. Este es el contexto en el que se desarrolla nuestra historia. El relato de quienes participaron o tomaron conocimiento de dichos sucesos, nos permite hoy reconstruir aquellos ya distantes acontecimientos.

El traslado de las colecciones

Corría el mes de diciembre de 1978 cuando autoridades militares se presentan ante el ese entonces Jefe del Área Museo de la Dirección General de Minería, el Sr. José Ignacio Garate Zubillaga. La conversación expuso, más que un pedido, una orden: evacuar en un plazo de 48 hs las colecciones del museo. La razón esgrimida obedecía precisamente a la posibilidad que la ciudad fuese bombardeada. Debido a ello, desde el gobierno nacional se había tomado la decisión de proteger y conservar el patrimonio cultural de la ciudad el cual, ya para ese entonces, se encontraba mayormente concentrado y resguardado en las instalaciones del MOZ.

Quizás los antecedentes de lo sucedido en los conflictos bélicos desarrollados en Europa durante el siglo XX, donde valiosos monumentos y prestigiosos museos sucumbieron ante el poder de las bombas, llevaron a las autoridades de ese momento tomar esta decisión. Sirva también de ejemplo lo acontecido en España durante la Guerra Civil, suceso que provocó el traslado de las obras del célebre Museo del Prado a los fines de asegurar su preservación. Dos años y diez meses después, tras el cese de las hostilidades, las obras volvieron a su lugar de origen prácticamente sin daños o pérdidas.

Retornando a lo acontecido en aquel momento con las colecciones del MOZ, la orden de traslado pretendía en definitiva evitar su destrucción o deterioro ante la posibilidad de que se produjese un bombardeo sobre la ciudad. Debido a que el museo no contaba con personal suficiente, se dispuso la ayuda de dos soldados, quienes colaboraron en la ardua tarea de embalar y transportar las piezas de colección la cual ya incluía en ese momento varios miles de ejemplares.

Dado los tiempos involucrados para su embalaje y traslado, es de suponer que no existieron demasiadas posibilidades para acondicionar las piezas acorde a lo que supondría una buena técnica museística. Menos aún se habrá dispuesto de los elementos necesarios para que las colecciones pudiesen para afrontar las condiciones a las que serían sometidas.

De todos modos, el traslado de las colecciones del MOZ se efectuó en tiempo y forma, siendo depositadas y “ocultadas” en instalaciones pertenecientes a una estancia de la región. Debe señalarse además que una muy pequeña parte de la colección de minerales, aquellos considerados de “menor importancia” o, dicho de otra forma “sacrificables”, permanecieron en exhibición. Tal determinación habría obedecido a posibilitar que el museo continúe abierto al público, a los fines de procurar no seguir perturbando la vida cotidiana de los zapalinos; al menos no más de lo que ya estaba siendo afectada.

Menos de un mes es lo que permanecieron las colecciones fuera de sus instalaciones, y solo hubo que lamentar la pérdida (por rotura) de dos piezas minerales. Es probable que el hecho de que el museo haya permanecido con sus puertas abiertas, el relativo poco tiempo en que el grueso de sus colecciones permanecieron “ocultas” y, desde luego, el contexto del conflicto que hacía que la población centrara hacia allí su atención y sus preocupaciones; hizo que este suceso haya pasado prácticamente desapercibido para la comunidad.

Los acontecimientos del aquel conflicto con el país hermano de Chile tuvieron finalmente una solución pacífica, aun cuando los historiadores señalan lo cerca que estuvimos de entrar en una guerra con consecuencias nefastas y heridas incurables para ambas naciones. Tras el cese del conflicto, poco a poco la ciudad fue reiniciando su ritmo habitual y las colecciones del MOZ retornaron al museo.

Desconocemos si hechos similares se sucedieron en aquel entonces con otros museos del país, pero sin dudas constituye un hecho inédito en la historia de los museos argentinos. Rescatamos del olvido este pequeño fragmento de nuestra historia.

Mantenete informado todo el día. Escuchá AM550 La Primera aquí

Seguinos por la tele, en CN247 aquí

Comentarios