HISTORIA

Neuquén y La Pampa, ¡con salida al mar!

En 1920 un proyecto intentó en el Congreso modificar los límites interprovinciales. De aprobarse Neuquén hubiese tenido salida al mar. Conocé la historia del Proyecto Hudson.
sábado, 24 de septiembre de 2022 · 11:00

(Por Rodrigo Tarruella de Más Neuquén) - El 18 de mayo de 1920, un proyecto de ley se presentó en el Congreso Nacional para ser tratado en comisión, con intención de ser sometido a la consideración de las cámaras para convertirse en ley.

Se trataba de un proyecto integral de modificación de límites interprovinciales. El autor intelectual del proyecto era el doctor Alfredo Hudson, Subsecretario de Culto del gobierno nacional. De haberse aprobado, Neuquén se hubiese beneficiado con una salida al mar, entre las desembocaduras de los ríos Negro y Colorado.

A efecto de promover su aprobación, se constituyó casi un mes después, una Comisión Nacional Pro Nuevos Límites Interprovinciales, que dieron apoyo, difusión y prensa a la propuesta, recorriendo el país, haciendo conferencias para exponerlo y demostrar sus ventajas.

Según el proyecto, “se transforma sin mayores erogaciones a todos los estados provinciales y nacionales, arrancándolos de la incómoda y estrecha situación en que hoy se encuentran, convirtiéndolos a casi la totalidad en estados ribereños de nuestros caudalosos y navegables ríos, para que de esa manera pueda emanciparse de la tutela central y puedan aprovechar las ventajas inmensas de introducir y exportar por vías fluviales el producto de sus industrias, ganadería, etc., etc., salvándolas de su eterna ruina y su eterno tributarismo”.

 

Una nueva geografía política

El plan de Hudson planteaba la necesidad imperiosa de abrir provincias y territorios nacionales en busca de rumbos marítimos. Solamente contaban con salida navegable al mar las provincias del litoral argentino (a través del Paraná y afluentes), Buenos Aires y los territorios nacionales de la Patagonia (a excepción de Neuquén). El proyecto presentado, propiciaba que las provincias interiores se extiendan a ríos de salida navegable o canalizable. Con esta propuesta se favorecían directamente Salta, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba y Jujuy. También el Territorio de La Pampa hubiera tenido salida directa al mar.

Indirectamente se beneficiaban las provincias de Catamarca, Mendoza, La Rioja, San Juan y San Luis, que hubieran quedado limítrofes con alguna provincia con salida navegable.  De esa manera se eliminaría el recargo para las mercancías y el tránsito en general que significaba atravesar más provincias.

Las provincias de Salta y Jujuy se hubieran extendido a zonas más navegables del río Pilcomayo, que desemboca en el río Paraguay, afluente del Paraná.  Al momento del proyecto, Salta no limitaba con Paraguay como ahora. La soberanía del Chaco Boreal era motivo de controversias. Aún no se había producido la guerra del Chaco, que enfrentó a Paraguay con Bolivia.

Tucumán alcanzaría la ribera del río Bermejo para llegar también al río Paraguay.  Santiago del Estero y Córdoba alcanzarían las costas del Paraná.


 

La Patagonia, el lugar justo. El pensamiento de Hudson.

Alfredo Hudson analiza en sus obras y presentaciones al sur de la Argentina, tomando como referencia los paralelos 36 al 54, zona que abarca aproximadamente desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta el resto de la Patagonia. En su opinión toda esta región estaba llamada a ser por su ubicación geográfica, el centro de las actividades políticas y comerciales de la República. Consideraba que Río Negro, Neuquén y Chubut serían en un futuro próximo “el centro de la futura grandeza industrial de la República Argentina”.

Recuerda que las naciones más poderosas, antiguas y modernas, se han formado en su mayoría entre los 37 grados y 50 grados de latitud norte. También las ciudades más pobladas, con muy pocas excepciones.

 

Esos son precisamente los números de la latitud Sur aproximados de la Patagonia Argentina. El lugar justo del mundo.

 

Los territorios nacionales del Sur

Para Hudson el problema de los Territorios Nacionales del Sur era su falta de representación parlamentaria, ya que la zona norte con sus 13 provincias, disponían a voluntad del presupuesto nacional por la mayoría con la que contaban en el congreso.

El sur, es decir, los pueblos del sur de Buenos Aires, y los territorios de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, “no reciben del gobierno nacional la ayuda que proporcionalmente les corresponde por su riqueza y producción”.

También considerada necesaria en la Patagonia la fundación de ciudades a semejanza de las realizadas por Chile o en Argentina en el sur bonaerense, bajo las modalidades de centros agrícolas, como por ejemplo Coronel Dorrego y Tres Arroyos.  “Si el gobierno nacional invirtiera en esos centros, la concentración de edificios públicos y cuarteles militares representarían un foco de atracción para la inmigración y el comercio exterior e interior de la zona”.

En resumen, para Hudson era menester para promover el progreso del sur, la fundación de nuevas ciudades en los puntos más apropiados de la despoblada Patagonia, y otorgarles a los Territorios Nacionales representación ante el Congreso.


 

La “Suiza Argentina”

Hudson adhiere al pensamiento de denominar a la región de los lagos neuquinos, particularmente al Nahuel Huapi, como la Suiza Argentina, motor de desarrollo de la Nación. En su obra “La Argentina nueva, geografía política”, transcribe una reseña esclarecedora de su pensamiento, tomada a su vez de la obra “Geografía Argentina” de Carlos M. Urien y Ezio Colombo:

“La Suiza argentina que bien podemos llamar así, a las feroces tierras ubicadas a largo de la cordillera desde el lago Nahuel-Huapi hasta los canales occidentales de la Patagonia en una extensión de 10 grados geográficos, está destinada a ejercer en pocos años más, una atracción poderosa sobre la corriente humana inmigratoria que se vuelca en las riberas del Río de la Plata. Es tierra de promisión, de los Andes orientales del Sud. Bajo los pabellones de sus bosques, de un verdor cuantiosos tesoros metalíferos que la barreta del minero ha de conquistar, para honor y provecho de la industria argentina. En los Valles y a la falda de las colinas, por doquiera, se desenvuelve el verde tapiz de gramíneas forrajeras.

Este lago, aquel otro, el de más allá, son rutas de transporte, vías de comunicación para los hombres y fuente de perenne riqueza; fuerza motriz, humedad para la atmósfera, calor en el invierno y brisa refrigerante en el verano. A los lagos y a la dirección de las montañas, a la altura de éstas y a su naturaleza petrográfica, es a lo que se debe precisamente el clima admirable de que goza esa dilatada zona del país argentino, que hasta ayer aún, se le miraba con prevención y recelo, porque se creía que era tierra, maldita, desolada superficie, solo habitable por el guanaco y el cóndor.

Cuando la región de los Andes de la Patagonia se haya poblado con cincuenta mil colonos agricultores y pastores; cuando la locomotora del Ferrocarril del Sud bonaerense, que se ha extendido hasta la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, muestre su columna de humo a los pobladores de Nahuel Huapi, entonces los fértiles valles de esa tierra prometida ostentarán toda suerte de ganados y cultivos, las moradas del hombre se alzarán acá y allá como jalones de civilización y progreso, y los lagos que hoy sólo sirven de admiración mientras desenvuelven sus hondas entre los flancos salvajes de las montañas se habrán convertido en las vías del comercio, en fuerza motriz para las industrias; y mil naves de vela y de vapor surcarán sus aguas, anunciando el silbato de las unas y las banderas de todas, que allí está una parte integrante de la República Argentina y una barrera más infranqueable que la misma cordillera de los Andes.”

 

Los nuevos límites del Neuquén

En un apéndice de su obra, que es el presentado en el proyecto de ley, se fijan los nuevos límites propuestos para todas las provincias y territorios nacionales.

Con respecto al límite norte del Territorio Nacional del Neuquén, limitaría solo con el Territorio de la Pampa, ya que la provincia de Mendoza cedería superficie: “EI límite la gobernación del Neuquén Con La Pampa será el río Colorado, desde su nacimiento en todo su curso hasta desembocar en el océano.”

Con respecto al límite sur, Río Negro cedería a Neuquén lo que Hudson denomina la segunda Mesopotamia del país, es decir la superficie comprendida entre los ríos Colorado y Negro: “EI límite del Neuquén con la gobernación del Río Negro será el Río Limay, que actualmente la separa, hasta la confluencia con río Negro, continuando este río como límite, hasta su desembocadura en el océano”.




 

¿Por qué no se concretó?

Este proyecto pretendía una modificación sustancial de los límites internos. Varias provincias deberían ceder superficie a provincias vecinas. Se debían eludir las resistencias e intereses contrarios de cada una, especialmente de las menos favorecidas. Misión bastante improbable, como lo demostraron los hechos, ya que el proyecto no prosperó.

También hay tener en consideración que en aquel 1920, gobernaba la Unión Cívica Radical, proyectada como un actor social democrático, que intentaba desterrar prácticas de “patrón de estancia” de los antiguos grupos gobernantes (la oligarquía del fraude electoral y los favores a sus miembros), propias de aquel sector tradicionalmente conservador y autoritario.

Era menester por ello que una decisión de límites de esa naturaleza sea debatida y consensuada por todas las personas, gobiernos e intereses involucrados. Hubo provincias que apoyaron abiertamente, como es el caso de Tucumán, que a través de su diputado nacional Octaviano Vera, presentó el proyecto de ley con la propuesta de Hudson. Vera pertenecía a la facción radical antipersonalista y posteriormente fue elegido gobernador de Tucumán entre 1922 y 1923, hasta la intervención de su provincia por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear. Pero lo que prevaleció fueron las negativas y las resistencias. Un proyecto de esas características no podía ser tratado con celeridad. Requería mucho tiempo de explicación, convencimiento y acuerdos.

Si se hubiera tratado de una modificación limítrofe sólo del territorio del Neuquén, tampoco hubiera sido sencillo, contando además que ni Río Negro ni Neuquén tenían representación parlamentaria que defendiera sus intereses. Como antecedente, una modificación a la ley de Territorios hecha por el presidente Victorino de la Plaza en 1916, otorgándole los departamentos rionegrinos de Roca y El Cuy a la gobernación del Neuquén, no fue ratificada por el Congreso Nacional, dejándose sin efecto en 1918.

Acerca de esto último, según Juan Mario Raone, Victorino de la Plaza tenía el proyecto de crear tres nuevos territorios nacionales patagónicos: Los Lagos, San Martín y Patagonia, con capitales en Bariloche, Esquel y Comodoro Rivadavia, para lo cual preparaba el proyecto a enviar al Congreso. Como un adelanto, dictó un decreto el 29 de abril de 1916, disponiendo en el artículo 1º: “Los Departamentos de «General Roca» y «El Cuy» del Territorio Nacional del Río Negro, pasarán a depender del Neuquén, a cuyo territorio serán anexados en su forma actual y con los límites conferidos por el Decreto de Octubre 20 de 1915, salvo las modificaciones que puedan introducir en esta disposición el Congreso Nacional a quién se dará cuenta de la presente medida en el próximo período parlamentario.”

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