ECONOMÍA Y SALUD
"El problema actual no es el ajuste sino la incertidumbre económica"
El presidente del Colegio de Psicólogos del Alto Valle Oeste, Federico Fushan, se refirió a cómo el ajuste económico incide en la salud mental.En estos primeros meses del año viene siendo moneda corriente en el país el temor generalizado a la pérdida del empleo, la seguridad alimentaria y la salud como elementos fundamentales del malestar colectivo. A ese panorama se suma la incertidumbre que afecta a los argentinos, sumándose también el impacto acumulativo de experiencias estresantes desde la pandemia hasta la actualidad, tiempo de ajuste y recesión económica. El presidente del Colegio de Psicólogos del Alto Valle Oeste, Federico Fushan, sostuvo que el Estado "no garantiza la salud mental en el sector público".
¿En cuánto aumentaron las enfermedades mentales en el Alto Valle?
No siempre son enfermedades mentales, sino que tiene que ver más bien con el malestar subjetivo. El incremento fue multifactorial en la zona del Alto Valle. Tenemos un elemento que es la incertidumbre económica y otro es el efecto postpandemia debido al daño provocado por el aislamiento, la pérdida de seres queridos sin poder despedirse o afrontar un proceso de duelo saludable. Además de eso, hace años el Estado no garantiza la salud mental en el sector público. Las prepagas y obras sociales no están cubriendo la medicación psiquiátrica y en muchos casos se hace inviable. Tampoco está garantizado el servicio obligatorio en salud mental tales como son los casos de IPROSS e ISSN. Así, el servicio público está desbordado y colapsado desde hace años.
¿Qué papel juega el ajuste en la salud mental de las personas?
En mi opinión, el problema actual no es el ajuste sino la incertidumbre. Lamentablemente, los argentinos estamos acostumbrados o sobreadaptados a dos condiciones: el ajuste y la crisis que provocan el estrés y la ansiedad. El estrés es una respuesta natural de todo organismo ante la presión de la cotidianeidad. El problema es que al no haber elementos que puedan provocar una descarga de lo mismo termina retroalimentándose. Lo que también juega es el hecho de que como sociedad exigimos resultados rápidos, inmediatos y que sean perfectos. Las consultas más habituales en el sector privado obedecen a cuestiones ligadas a la vida cotidiana, una separación, una pérdida o la necesidad de cambiar de trabajo o la dificultad de poner límites a los hijos. Vivimos en una época de muchas exigencias ligadas a mandatos sociales, culturales y familiares.
¿Los pacientes se ven impedidos de continuar con el tratamiento en relación a su enfermedad mental?
El gran problema es la Superintendencia de Salud y la verdad es que nunca funcionó como corresponde. Entonces los usuarios de una prepaga u obra social quedan cautivos de las mismas, por ejemplo el reintegro que le hacen a los pacientes de salud mental es de $700 y$800. Entonces lo que termina ocurriendo es que las personas que requieren atención o demandan atención en salud mental en el sector privado hacen malabares o tienen que resolverlo de forma precaria pero es un problema exclusivamente de la situación actual.