SUPERFICIES DEL LEER
Mariana Rosa y su poema en el cuerpo de la fruta
¿Puede la poesía enfrascar una experiencia completa? Una pregunta que da para hacer dulce.Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén.
Me pregunto si hacer un poema es como hacer dulce de ciruela. Digo, atravesar la dicha del verano, la experiencia completa de ese recorrido entre árboles, pedirle sus frutos, las manchas en las manos, la tinta de la fruta en la ropa, verano indeleble. Entrecerrar los ojos de tanto brillo, cosechar a riesgo de lastimar la planta, preguntar y aprender, llenar una bolsa/una canasta, tentarse y probar la fruta caliente recién cortada sintiendo que la savia viva aún fluye en sus jugos. Dejarse desplazar sin temores hacia ese trance confuso de permitir que ingrese al cuerpo un valle frutal completo. Atesorar esa dicha, pedirle al fuego y a la olla que estiren el momento, ser puro olfato en la mutación física del calor, decir azúcar.
Para quienes hacemos dulce, el siguiente es un poema muy importante, condensa aquellas sensaciones que vivimos al pelar una fruta, el contacto con esa humedad que nos expone a una actividad aprendida. Preguntamos con insistencia diferentes recetas y probamos todas las mermeladas que nos ofrecen, limpiamos frascos, recordamos alguna persona amada que nos alimentó el ánimo infantil en la infalible combinatoria de pan con dulce.
Alguien nos enseñó la labor alguna vez. Encarar el ritual es participar de ese mundo adulto que observamos con admiración en el pasado de la infancia, continuar la cadena mágica de compartir este dulce secreto. Irresistible textura en la lengua, sinestesia espiritual, goce frutado.
¿La mermelada de ciruela es el verano en un frasco?
Las temperaturas bajas y las lluvias otoñales ubican al cuerpo en una quietud contemplativa que recuerda con nostalgia los movimientos constantes del verano. Se extraña el calor con añoranza, un largo invierno viene en camino. Aparecen rastros que evocan la estación cálida, el caso de hoy es la mermelada casera.
El último libro de la poeta neuquina Mariana Rosa se llama “El cruce”, editado recientemente (abril 2024) por Espacio Hudson tiene un poema que trabaja en profundidad los destellos veraniegos enfrascados en un dulce, toda aquella experiencia de la abundancia frutal.
“Vamos con el niño pequeño
de la mano por el descampado
hacia los ciruelos que se alzan
pródigos;
la fruta morada estallando
con tal exuberancia
que casi da pudor
el desparpajo,
las ramas henchidas bajo el peso
de la hermosura.
Caminamos hasta esos árboles
que nadie pastorea
y furtivos, canasta en mano,
tomamos la pulpa
tierna y fragante;
hacemos nuestra la gloria,
el alivio de las ramas que suspiran
cuando una a una descuelgo
la delicia púrpura
y nos llevamos a la boca ese color
dulce y levemente agrio al fondo,
como la dicha al nombrarla
en la premura de hundir los dientes
y sostener en la lengua
el apogeo breve
de su completud.
El instante cuaja
como una ciruela,
y es un milagro
su extrema lucidez.
El festejo tiñe la boca
y el niño abre la cesta,
hasta el borde juntamos la ofrenda
un mediodía caluroso de marzo;
a campo traviesa regresamos,
y a ver qué haremos
con semejante botín
y el tiempo que corre
para engullir y convidar,
hacer dulce de fruta
y guardarlo en un frasco,
o un poema,
que conserve la promesa
del fulgor al destaparlo.
Y que en el invierno vibre
el desborde conjurado,
abundante en los sentidos
la palabra que pulsa,
en el cuerpo las ciruelas
vuelven a escribir
su rastro.
El cruce
El libro de Mariana Rosa no habla solamente de ciruelas, ese es sólo un recorte de las temáticas de cruce que aparecen en el poemario. Los poemas que componen el libro saltan entre las dos geografías que la escritora habita: Neuquén y Países Bajos. En estos tránsitos físicos e imaginarios la poesía organiza múltiples cruces de significado desde la textura de una lengua múltiple.
La poeta nació en Neuquén en 1974, es Profesora en Lengua Inglesa por la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, y tiene una Maestría de Investigación en Estudios Literarios Comparados por Universidad de Utrecht, Países Bajos. Publicó en diferentes editoriales argentinas como Ediciones del Dock en 2006 el libro “ Crónica de un salto”, en La cebolla de vidrio editorial (lacebolladevidrio.blogspot.com) en 2017 “Un abrigo errante” y “Vestal” entre otras.
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