HISTORIA DE VIDA

Diana, la yámana de la pesca y el mar

Hace 6000 años, los pueblos yámanes recorrían en canoa el canal de Beagle para cazar y pescar los frutos del mar. Parte de esa historia, Diana Méndez la comparte desde el mar, la gastronomía y la naturaleza de Puerto Almanza, el pueblo más austral del mundo.
viernes, 14 de agosto de 2020 · 00:32

Por Cecilia Ruso 

“Desde chica, deseaba vivir en un lugar donde corra las ventanas de mi habitación y pueda ver todo blanco, ver nieve. Siempre soñé que donde echara raíces, tenía que ser un lugar así”, anticipaba su destino Diana Méndez, sin saber que la vida la llevaría de Corrientes al verdadero “fin del mundo”, a orillas del Canal Beagle, en Puerto Almanza (Tierra del Fuego), el “último cachito” de territorio continental. Desde allí, rodeada de mar, bosque, montañas, ríos, lagos, lagunas, valles, y una flora y fauna extraordinarias, su vida se convierte en un libro de aventuras y experiencias interminables.

FOTO: Tierra del Fuego.

 

Capítulo 1: Destino final

Diana vive en Punta Paraná, un poblado que, junto a Bahía Almirante Brown, forman parte de la localidad fueguina de Puerto Almanza, una comunidad de pescadores y productores del mar. Todo esto, a 75 km de Ushuaia y a orillas del Canal de Beagle.

“Después de la secundaria, decidí armar una mochila, dedo, ruta y rumbo a lo más lejano y al sur posible que pueda llegar para asegurar mi sueño”, recuerda, y confirma que llegó a ese punto del mapa porque “más abajo no se podía”.

“Amo lo salvaje de todo. Vivo rodeada de bosque, al pie del mar, donde mi vecino más cercano está a seis kilómetros. Esto que parece ser algo inhóspito, es todo lo contrario. Es impactante, todo el tiempo”. .

Diana viene de una familia correntina muy humilde y trabajadora, con el mandato de “aceptar todo lo que se te presenta en el camino y sacar lo mejor de cada situación”.

Foto: De Corrientes al “fin del mundo”. Diana siempre soñó con vivir en un lugar lleno de nieve.

Con eso, ya viviendo en el Departamento de Ushuaia, formó su hogar y un día decidió regalarle una embarcación a quien era su marido: “él venía de una familia que se dedicaba a la mecánica naval, pero yo también tenía que saber manejar esa herramienta de trabajo”. Así fue cómo empezó a meterse en el mundo del mar y la navegación.

 

Capítulo 2: Sin etiquetas

A pesar de que Diana es conocida como “la única mujer capitán en el Canal de Beagle”, ella asegura que no “le gustan las etiquetas” y su trabajo “se resume a ser la responsable de todo lo que pasa a bordo”.

“Las mujeres que navegan acá, la mayoría son veleristas, o de otros países. En Argentina, no resulta tan natural porque somos un país que mira más a la tierra que hacia el mar. Es un lugar que, para navegar, tiene sus particularidades, es duro. Pero cuando a uno le gusta, le gusta así como es”, se presenta.

De a poco, fue haciendo carrera, rindiendo las licencias y, actualmente, es patrón motorista profesional de segunda. “Lo más importante es ir haciendo experiencia. En el día a día aprendés de la navegación, del mar, de la naturaleza, del clima, del trabajo”, relata. Desde el 2007 lleva adelante la tarea de embarcarse y es conocida como “La Capi”.

oto: Diana Méndez, “La Capi”.
 

Capítulo 3: La magia de Puerto Almanza

Este lugar, al bordecito del Canal de Beagle, está habilitado para la pesca, cultivo y producción de frutos y animales del mar. Están los pescadores rederos, que sacan róbalo, pejerrey, salmón; los centolleros, que tienen las zonas habilitadas para soltar sus trampas; y los marisqueros, que hacen sus cultivos de mejillones y cholgas.

Y también está Diana que reparte su trabajo entre el traslado de pasajeros en el cruce a Chile, con la gastronomía “propia, fresca y natural” de Puerto Almanza. Pero Puerto Almanza no es sólo una concentración de pescadores sino también, en los últimos años, se convirtió en un destino turístico.

“Nos involucramos con un programa de Nación que, en otras provincias, promocionó la formación de rutas agroaliementarias. Acá se creó la Ruta de la Centolla. A partir de allí empezamos a hacernos conocidos y caemos bajo la mirada del turismo a nivel mundial”, explica Diana, y habla de su pueblo con un amor que se siente en carne propia.

FOTO: Para Diana, el turista no sólo debe irse con la panza llena, “tenemos que transmitir la geografía y la historia de nuestro lugar”.

Quienes pasen por Puerto Almanza y conozcan el restaurante de Diana, “Puerto Pirata”, podrán vivir no sólo la experiencia de comer manjares del mar, también de vivir el mar.

“Ponemos energía en que los turistas conozcan la geografía, todo lo que hay en el mar y la tierra. Y también la historia de nuestro lugar porque es bien rica, fuerte y hay que transmitirla. Hoy el turismo tiene ganas de ser protagonista de su propia historia, tiene otras intenciones. Vivimos en lugares donde podemos entregar todo eso”, afirma Diana.

Foto: Puerto Pirata, “en nuestra casa podrás comer deliciosas centollas, mariscos y pescados”.

Desde el emprendimiento Pirata, “los que quieren, pueden navegar. Levantamos las trampas y ahí les contamos que esa experiencia es un 80% similar a una pesca genuina. Se les cuenta todo sobre la pesca de la centolla. También les mostramos cómo se cocina y cómo se come. No solamente estás dando de comer, estás trasmitiendo un oficio. Es una experiencia de vida”.

 

Capítulo 4: Bestias del mar

Un relato aparte son las “bestias” que navegan por las costas fueguinas. En los últimos años, cada vez es más frecuente observar a orcas y ballenas pasar por el Canal de Beagle. 

“La magia del lugar la transmitimos los que vivimos acá. Hay muchas cosas que generan esa sensación de sentirte realmente en el fin del mundo”.

Fue así, y con ese amor a la naturaleza y su conservación, que se comenzó un trabajo junto a investigadores del CONICET, en un programa internacional. Entre ellos hacen una recopilación de fotos y videos de orcas y ballenas, “particularmente de las colas, porque son como la huella digital humana”, y se empieza a hacer un libro de cada una.

Foto: “Cuando están las ballenas salimos corriendo atrás de ellas a tratar de sacarle las mejores fotos. Es un placer enorme formar parte de ese mundo”.

“Cuando están las ballenas salimos corriendo atrás de ellas a tratar de sacarle las mejores fotos. Es un placer enorme formar parte de ese mundo. Y ellas se encargan de hacernos vivir un momento extraordinario, son alucinantes”, describe Diana cómo hacen que esta experiencia investigativa sea parte de su cotidianeidad.

Conocer la trayectoria, saber cuándo vuelven, si tienen cría, armar la historia de cada una, es alucinante. Somos unos privilegiados de vivir acá y estar en contacto con todo esto y poder transmitirlo”, comparte.

Foto: En el último pedacito de continente: “Es algo que te impacta, que te llena, que te nockea, que querés compartirlo con tus seres queridos”.

Palabras finales

Diana nos lleva al último pedacito de tierra que hay en Puerto Almanza, mirando al mar, con la brisa fría del océano, la postal inmensa de las montañas, la fuerza de la historia; y cerramos los ojos.

Foto: Desde el emprendimiento Pirata, los que quieren pueden navegar y vivir una experiencia similar a una pesca genuina.

“El momento se resume en toda la energía del universo, de la buena, de la que necesitamos todos para vivir. Es algo que te impacta, que te llena, que te nockea, que querés compartirlo con tus seres queridos”, nos describe desde la lejanía.

Vivimos en un país extraordinario, tenemos un montón de lugares que generan esta sensación. Y Puerto Almanza, es uno.

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