ESCULTURA EN PATAGONIA

El escultor de los rostros de viento

Milton Frintt conoce de caminos. Observador incansable del paisaje, la gente, las tradiciones. Un artista que encuentra en la Naturaleza su hoja en blanco.
lunes, 21 de septiembre de 2020 · 21:22

Por Betania Crespo, periodista y patagónica. Desde Trelew, Chubut. 

 

Frintt Nació en Chacay Oeste y se crió en Telsen, plena meseta de Somuncura en Chubut, y vive en Trelew. Su abuelo y su papá fueron el nexo con el arte.

Empecé a relacionarme con la Cultura a través de los trabajos que hacían mi padre y mis abuelos. Ligados a la construcción, trabajaban con piedra y arcilla. Pero también hacían escultura de figuras en piedra. Allí empezó a germinar en mí el artista u observador de manifestaciones culturales que, con el correr de los años, derivó en mi gusto por la música y la escultura” dice.

En ambos espacios expresivos se reconoce en las vivencias de los pueblos originarios y en las diferentes corrientes migratorias que llegaban a la mítica Patagonia y compartían costumbres y tradiciones. “Me nutrí mucho de estas realidades. Allí se fue gestando mi manera de decir, a partir del respeto por las distintas manifestaciones de las culturas.”

 

La piedra, el barro, la arcilla fueron sus herramientas de trabajo en la construcción. Y ese oficio, que era sustento, resultó en inspiración para lo que vendría.

Pero, ¿cómo surgió la idea de esculpir rostros en grandes piedras?

La escultura en piedra me permite crecer y crear en un material que es sustentable y durable en el tiempo. Trabajé con el área de Geología, y recorrí muchos lugares. Eso me permitió conocer canteras, suelos, materiales. Y así fue creciendo en mí este arte.

Frintt tiene una concepción del respeto por el territorio que es fundamental: “Trabajar en un material que es del lugar y para el lugar, es una tranquilidad. Así, en Gan Gan, hice una escultura de don Omar Alfredo Montenegro, el monumento al Malacara en Las Plumas, Casimiro Slapelisz en Sarmiento, la “hermanita perdida” de Atahualpa Yupanqui pero en versión escultura, que se encuentra al lado del escenario mayor de Cosquín, la obra Héroes de Malvinas en Gaiman, Pueblos Originarios en Trelew, el homenaje a los fundadores de Dolavon”, entre otras.

 

 

Las huellas de la historia geológica de la región son la hoja en blanco de este hacedor cultural. “Esa realidad, conocerla, verla de cerca nos permite como artistas entender el devenir de la humanidad y del planeta, y así dejar nuestra huella en este tiempo” señala.

La filosofía de la Patagonia

“Creo que aún no nos hemos dado cuenta dónde vivimos. La Patagonia tiene su propia filosofía, pero siempre estamos mirando las manifestaciones artísticas de otros lugares. Que no está mal, pero mi tarea como hacedor cultural tiene una fuerte impronta de nuestra propia manera de ser en este lugar”, asegura el artista. 

 

Y la pregunta sobre el “folklore patagónico” se hace inevitable: “a nuestra música, a nuestro folklore de la región le hace falta un sello que la distinga, el marketing digamos. Creo que está en formación todavía, pero entiendo que no falta mucho para que logremos poder hablar de nuestra música con un poco más de fuerza.”

 

 

Playa Magagna es una zona ubicada en la margen Sur de la desembocadura del Río Chubut, en la ciudad de Rawson. Con una variada costa que oscila entre acantilados, arena, piedra y restingas, el paisaje marino difiere de manera notable de la más poblada Playa Unión, del lado Norte del río.

Creo que aún no nos hemos dado cuenta dónde vivimos. La Patagonia tiene su propia filosofía, pero siempre estamos mirando las manifestaciones artísticas de otros lugares.

Allí, Frintt dejó su huella de Escultor. Realizó el rostro de un Tehuelche de cuatro metros de alto y una galesa de tres metros de altura con una cabellera que alcanza los ocho.

 

BC: ¿Cómo fue el proceso creativo de las obras de la costa de Magagna?

MF: Es una manifestación muy interesante, muy íntima. Las técnicas y la perspectiva que tuve que usar allí fueron muy especiales, porque estaba en un espacio en el que el patrón era el mar. Había que tener en cuenta factores como la erosión, las corrientes, el tamaño de las mareas, la luz solar que determinaba las sombras. Y aprendí mucho de eso. 

En el borde del mar están los rostros del viento y la sal, esculpidos por Milton Frintt, que dejó su legado del encuentro de Culturas, del respeto por la Naturaleza y el silencio que tienen los hombres que saben desandar caminos.

 

 

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