INVENTIVA PATAGÓNICA

Del aula al laboratorio, y al lago Nahuel Huapi

“El viento te dobla pero no te rompe”, le dijeron a Brian, que está a punto de terminar la Secundaria. Con ese espíritu, y mucho saber tecnológico, desarrolló un invento maravilloso para explorar el Nahuel Huapi
jueves, 25 de noviembre de 2021 · 16:18

Brian Müller es un joven barilochense de 18 años. A su corta edad ya tiene dos pasiones que le van marcando un rumbo: los barcos y la electrónica. Ambos amores los pudo conjugar en “Joselito”, una réplica en miniatura de una embarcación de 1932, la cual se podría utilizar para hacer mediciones meteorológicas en el lago Nahuel Huapi.

Cursa el último año del secundario en el Colegio Tecnológico del Sur de la ciudad andina. Allí, todos los años, los alumnos realizan una muestra donde presentan trabajos que fueron elaborando durante todo el año y que tienen que ver con su especialidad.

El contexto de pandemia, las clases presenciales cortadas y los sistemas de burbuja, no alejó del conocimiento a estos jóvenes: “hubo muchos proyectos este año, muy variada fue la muestra. Se presentaron turbinas a vapor, vehículos controlados remotamente, otras estaciones meteorológicas. Lo bueno es que el colegio siempre apoya y da lugar a que los chicos mostremos nuestras cosas”, destaca Brian.

 

Y él, que  en 2020 impactó a la comunidad, en la misma muestra, con un modelo de Ford T 1908, hizo la maqueta de un barco de madera, de 1932, que no sólo navega por las aguas del lago Nahuel Huapi, sino que además es un instrumento meteorológico que se encarga de tomar diferentes temperaturas, presión, altitud sobre el nivel del mar, dirección y velocidad del viento. “Esos datos ayudan a comprender el clima y ayudan a determinar qué áreas son seguras para la navegación en el lago”, explica el pequeño gran científico.

 

Inspiración familiar

La decisión de realizar un barco histórico no fue porque sí. El año pasado, Brian presentó un modelo del auto antiguo que usaron sus bisabuelos suizos inmigrantes en la zona de El Bolsón. “Esta vez quise homenajear a mi otra parte de la familia, los Pargade, que eran de la Isla Victoria”, relata.

 

Actualmente, el dueño de la embarcación es Marco Pargade, quien la heredó de su padre que la había comprado hace 40 años. Él pudo restaurarla y Brian quedó enamorado cuando logró disfrutar por primera vez de un paseo por las aguas del Nahuel Huapi.

Una vez desembarcado y con un proyecto tecnológico a la vista, el estudiante barilochense puso manos a la obra.

 

Esfuerzo, sudor y ciencia

El trabajo del barco llevó todo el año lectivo y es resultado de la cursada “Proyecto Educativo” que lleva adelante la institución. Desde febrero de 2021, Brian comenzó a idear su trabajo escolar.

Primero investigó todas las características de la embarcación para dar vida al plano. Eso le llevó unos tres meses. “Le dedicaba todas las horas libres, incluso los fines de semana”, recuerda.

 

Después, se puso a hacer la maqueta: “me llevó cinco meses  de trabajar casi todos los días, más lo que es la etapa electrónica qué llevó bastante tiempo. Así que mucho esfuerzo  y sacrificio. Pero es muy lindo ver cómo la gente lo mira y se interesa por saber cómo funciona”, comenta.

 

Paso por paso

¿Por qué un barco meteorológico? “Toda la vida me gustaron los barcos pero además siempre tuve la idea de estudiar cómo funcionan los diferentes sensores, y aplicar lo que vimos en estos seis años para tratar de hacer un proyecto bastante completo. Ahí pude unir lo que es mi pasión meteorológica con mi pasión por los barcos”, cuenta con orgullo.

Se sirvió de los materiales que tenía a mano. “Junté en casa todos los cajones de verdura que pude, eso me sirvió para hacer la mayor parte de la estructura, porque es fuerte y robusta. La tuve que lijar, moldear y agregar masilla. Después compré algo de álamo para completar el armazón”, explica.

 

“Tuve el apoyo de los profes del colegio, quienes me habilitaron el laboratorio donde podemos hacer las pruebas y tenemos diferentes elementos. Aplicar y conseguir los elementos fue muy a pulmón. Y hubo mucho del apoyo de mi mami, que siempre estuvo ahí para ayudarme a seguir. Después de todas las pruebas que se pudieron hacer, encontré toda la electrónica que funciona. Los profesores me dieron una mano enorme, sobre todo en lo que es software, programación”, remarca.

Y agrega: “en esos momentos donde las cosas no funcionan y se hace muy frustrante, es muy importante el acompañamiento familiar, que haya gente apoyándote. Agradezco muchísimo a todos los que contribuyeron, en mayor o menor media, a que yo pudiera cumplir mi sueño  de hacer el barco”.

Con la maqueta finalizada en escala 1:9, llegó el turno de probar si flotaba. ”Llené la bañera de casa, y crucé los dedos para que no se hundiera. Cuando lo vi mantenerse, me emocioné”.

 

Hace pocos días, Brian pudo probar su modelo en Playa del Toro, en Isla Victoria: “fue muy emocionante porque era la primera vez que navegaba en el lago y  comprobamos que no le entraba agua, que navegaba bien y que tomaba los datos meteorológicos como estaba pautado”.

“Es fácil de trasladar, y la posibilidad de moverlo en el lago y de tener un gran alcance hace que pueda medir diferentes cosas del lago”, señala.

 

“Soy un soñador que concreta sus ideas”.

 

Reconocimiento por todos lados

Días antes de la muestra  (fue el jueves 18 de noviembre), Brian tenía listo a “Joselito”. Con un peso de cuatro kilos y el tamaño de un metro, llevó la maqueta a Marcos Pargade para tener la devolución del dueño del barco real.

“Se lo mostré terminado. Le encantó, así que salimos a navegar. Los curiosos se acercaban a mirar, hacían preguntas, y comentarios positivos”, cuenta sobre el paseo.

 

Además, los inventos del joven son orgullo más allá de la frontera rionegrina. El dueño del astillero Tecnao (Buenos Aires), que fabrica catamaranes, se enteró de lo que realizó el adolescente y le envió un mensaje: “Me alegro de ver tus proyectos. Siempre recuerdo aquella vez en el varadero tu inquietud por los barcos. Realmente me siento orgulloso de ver tus adelantos. Espero que seas un notable profesional naval, no desmayes ante cualquier tropiezo, de ellos se aprende y la fuerza para avanzar vence todo obstáculo. Poné tenacidad que creo que ya la tenés. También te digo que tenés un puesto en Tecnao para que logres fortalecer tus conocimientos. No aflojes: el viento te dobla pero no te rompe”.

Soñar en grande

En su casa de Bariloche y a poco de recibirse, Brian ya tiene otros planes. “Voy a armar una repisa para ir haciendo mi colección”. Las primeras dos, del largo camino que le espera a este joven, que sueña con recibirse de Ingeniero Electrónico en la Universidad Nacional de Río Negro.

Brian se siente muy feliz y le sobran motivos. En dos semanas termina la escuela secundaria, y tendrá su título como Técnico en electrónica. Ya se imagina su futuro como ingeniero, siguiendo su vocación. “Soy un soñador que concreta sus ideas”, dice.

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