Música

La ruta que suena en Piedra del Águila

El camino que une las ciudades de Neuquén y Bariloche se caracteriza por la espectacularidad del paisaje. Pero ahora, también puede sorprender con una popular melodía. ¿Qué son los Musical Roads o asfaltófonos?
miércoles, 17 de marzo de 2021 · 17:51

Por Ceci Russo
Especial Bariloche

¿Cantaron alguna vez “La Cucaracha”? No la inventó ninguna maestra de jardín, ni grupo de música para niños. No. Esta canción es mucho más profunda de lo que creemos y su letra tiene un origen muy lejano, en el Viejo Continente. Pero, ¿qué tiene que ver esta historia con la Patagonia?

La desconocida historia de la canción “La Cucaracha”

Según los documentos históricos, la letra de “La Cucaracha” fue mencionada por primera vez en 1859 por Fernán Caballero en Andaluz, en España, aunque no existe una fuente fidedigna para poder afirmar con certeza su origen. Asimismo, tampoco aparece en ningún otro país latinoamericano.

En aquel entonces, la canción tenía una letra relacionada con las disputas entre los moros y los cristianos:

“De las patillas de un moro

tengo que hacer una escoba,

para que barra el cuartel

la infantería española”.

Años después, durante la Revolución Mexicana, la canción llegó a oídos del general Pancho Villa, y  fue ahí cuando los soldados modificaron la letra para hacer una crítica al dictador Victorino Huerta, a quien se le tildaba de borracho y consumidor de marihuana.

 

 "Corrido de la Cucaracha", litografía (publicada en 1915) de Antonio Vanegas Arroyo.

Otra leyenda sobre el origen de la canción en México cuenta que, cuando Pancho Villa viajaba junto con sus guardias en un Ford T, dado que sus brazos y piernas sobresalían por todas direcciones, se decía que el vehículo parecía una cucaracha. Por ello, algunos versos de “La Cucaracha” hacen referencia a la pandilla y a su vehículo.

Siglos después, “La Cucaracha” tuvo miles de versiones y se convirtió en una canción de dominio popular en toda Latinoamérica, con cambios en su melodía y letra, adaptadas para niños y fiestas.

“Una vez la cucaracha

Se metió en un hormiguero

Y las picaras hormigas

Las patitas le comieron”.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con la Patagonia?

El misterioso piano de Piedra del Águila

A 220 kilómetros de Bariloche, a 230 de Neuquén, a 1385 de CABA, y a 7263 de México (en línea recta), precisamente en Piedra del Águila, apareció una señalización que sorprende a los automovilistas con la popular melodía.

El camino que une las ciudades de Neuquén y Bariloche se caracteriza por la espectacularidad del paisaje, con figuras erosionadas por el viento a lo largo de las eras geológicas yobras como la represa de El Chocón y su lago artificial Ramos Mexía, de más de 800 kilómetros cuadrados, y los rescates paleontológicos en una de las zonas más prolíficas en materia de hallazgos prehistóricos.

Pero en esos kilómetros de estepa patagónica que se extienden hasta llegar a la zona cordillerana, la vista no es el único sentido a estimular. Al pasar por el kilómetro 1449 de la Ruta Nacional 237, mano a los Andes, en la zona de Piedra del Águila, los viajeros se sorprenden cuando, de pronto, escuchan la melodía de “La Cucaracha” que emerge debajo de sus autos.

 

 

 

 

Unas corcheas gigantes estampadas en blanco sobre el asfalto anticipan que, unos metros más adelante, llegará un “solo para ruedas derechas” que suena por efecto de la vibración de las líneas pintadas horizontalmente en el pavimento.

Se trata de un “asfaltófono” una experiencia piloto de Vialidad Nacional que, por ahora, se puso en práctica solamente en la provincia de Neuquén.

¿Qué son las rutas musicales?

Japón, Corea del Sur, Dinamarca, Holanda, Estados Unidos, China, y ahora también Argentina ya cuentan con “rutas musicales”, una excelente propuesta que, además de servir como atractivo turístico, ayuda a que los conductores reduzcan la velocidad de los coches en determinados tramos del camino.

Este sistema se implementó por primera vez en el año 1994, bajo el nombre de “asfaltófono”. Para lograr este efecto musical, se coloca sobre la ruta cientos de finas bandas de frenado, de manera que cuando los automóviles pasan sobre ellas se producen vibraciones armónicas, que se escuchan tanto dentro como fuera del vehículo.

Por ejemplo, en Japón las rutas musicales deben su origen a Shizuo Shinoda, quien raspó accidentalmente algunas marcas en una carretera con una excavadora y pasó por encima de ellos, y se dio cuenta de que era posible crear melodías dependiendo de la profundidad y el espaciamiento de los surcos. Actualmente los surcos realizados tienen de 6 a 12 milímetros y cuanto más estrecho es el intervalo, más alta será la nota emitida. Allí, existen tres carreteras melódicas, en Hokkaido, Wakayama y en Gunma, con 30 segundos de melodías pop japonesas.

 

 

 

En China, en un punto escénico de Pekín, un tramo de 300 metros permite que los conductores que pasen por ahí escuchen mediante las vibraciones la canción Ode to the Motherland, una melodía muy significativa para la población. En ese circuito recomiendan circular entre 35-40 km/h.

En Estados Unidos, una de las dos carreteras musicales fue creada en la Avenida G en Lancaster, California en 2008 y suena el final de William Tel Overture. En Tijeras, Nuevo México sobre la ruta 66 suena America The Beautiful, y el objetivo es que los conductores bajen la velocidad en la zona que crearon en conjunto el gobierno local y la National Geographic Society.

Fuentes de Vialidad Nacional aclararon que las Rutas Musicales, Musical Roads o asfaltófonos “se usan principalmente en rutas que pueden ser monótonas para los conductores, para evitar los accidentes generados por el cansancio”.

Que suene la Patagonia

De Europa a México; de la revolución de Pancho Villa a la Ruta 237, “La Cucaracha” es la invitación melódica a pisar el freno, cuidarnos y proteger a los otros, en un paso obligado para cientos de miles de egresados y turistas que viajan a Bariloche.

 

 

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