La atención mundial continúa centrada en Medio Oriente, donde esta semana se concretó un acuerdo de alto el fuego entre Israel e Irán, tras semanas de escalada bélica. La mediación del presidente estadounidense, Donald Trump, fue clave para destrabar las negociaciones, que derivaron en la entrada en vigor de una tregua bilateral este martes.
En un comunicado oficial, el gobierno de Israel confirmó su adhesión al cese del fuego y aseguró que cumplió con todos sus objetivos en el conflicto, entre ellos, la neutralización de la amenaza nuclear y balística proveniente de Irán. Según Jerusalén, ya no persiste una “amenaza existencial inmediata” para su seguridad nacional.
El alto el fuego fue anunciado por Trump a través de su red social Truth Social, donde celebró un "acuerdo total y completo" entre las partes enfrentadas. El esquema del acuerdo estableció una entrada en vigor por etapas, comenzando con el cese de operaciones iraníes a las 04.00 GMT del martes, seguido por la detención de las acciones militares israelíes 12 horas más tarde.
Si bien la declaración de tregua fue celebrada como un avance significativo en una región históricamente conflictiva, el escenario sigue siendo frágil. Diplomáticos y analistas internacionales coinciden en que las tensiones no han desaparecido, y que cualquier incidente podría poner en riesgo la continuidad del acuerdo.
Desde Washington, se destacó la importancia de este logro diplomático, que marca un punto de inflexión en la política exterior de la administración Trump, especialmente en un contexto preelectoral. En paralelo, la comunidad internacional sigue con atención los próximos movimientos de Teherán y Jerusalén, a la espera de señales de distensión sostenida.