En un intento por brindar formación y oportunidades a jóvenes en un contexto de desempleo creciente, el Gobierno nacional anunció la ampliación del Servicio Militar Voluntario para personas de entre 18 y 28 años. El anuncio fue realizado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien remarcó que el objetivo es transmitir “los altos valores de las fuerzas armadas: esfuerzo, valor, disciplina y amor por la Nación”.
El programa será coordinado por los ministerios de Defensa y Capital Humano, y ofrecerá capacitación en oficios como cocina, mecánica y vigilancia. A su vez, se reforzará la instrucción en tareas de respuesta ante emergencias como inundaciones o incendios. La iniciativa apunta a preparar a los jóvenes para el mundo laboral, al tiempo que promueve una identidad patriótica y el trabajo en equipo.
La propuesta no es nueva, pero ahora se amplía el rango etario y se profundiza el enfoque formativo. Actualmente, los soldados voluntarios ya cumplen funciones administrativas y de mantenimiento en unidades militares, pero con esta reforma se busca integrar más herramientas útiles para la vida civil, como educación, experiencia laboral y disciplina.
El programa también contempla beneficios concretos para quienes se incorporen: sueldo mensual, obra social, aportes jubilatorios y formación profesional certificada. El Ministerio de Defensa sostiene que esta política genera inclusión y permite que miles de jóvenes accedan a una red de contención y capacitación que puede mejorar sus oportunidades a futuro.
Sin embargo, la medida no está exenta de cuestionamientos. Mientras algunos sectores la celebran como una alternativa válida en un contexto de crisis, otros alertan sobre el riesgo de utilizar a las fuerzas armadas como respuesta al desempleo juvenil. A su vez, sectores ligados a los derechos humanos siguen con atención los alcances del programa, teniendo en cuenta los antecedentes históricos del servicio militar obligatorio en el país.
El relanzamiento del Servicio Militar Voluntario reabre el debate sobre el rol del Estado en la formación de la juventud. En un escenario de recorte de políticas públicas, el Gobierno apuesta a que sea la estructura militar la que aporte herramientas, contención y valores. El tiempo dirá si esta decisión logra cumplir sus objetivos o si, como temen algunos, se transforma en una respuesta paliativa ante una deuda estructural más profunda.