"Medicina Letal" (Painkiller) relata la historia de cómo se desarrolló el analgésico OxyContin, su llegada al mercado y las devastadoras consecuencias de su expansión descontrolada. La serie incluye elementos de ficción, como señalan al principio de cada episodio aquellos que perdieron seres queridos debido a la adicción al medicamento. Dirigida por Peter Berg, consta de seis episodios y puede verse en Netflix.
Purdue Pharma, la empresa detrás de OxyContin, implementó un sistema de promoción y venta que involucraba a médicos. Un equipo de vendedoras, generalmente atractivas y persuasivas, afirmaba a los médicos que este opioide no era adictivo, respaldándolo con supuestos estudios científicos que nunca vieron la luz.
En realidad, OxyContin es una cápsula de heroína disfrazada de analgésico que alivia el dolor pero conduce rápidamente a la dependencia y la necesidad de dosis cada vez mayores. La empresa fomentaba este aumento, recompensando a los vendedores y seduciendo a los médicos con incentivos y eventos.
La serie es un relato aterrador que muestra cómo Purdue Pharma creó versiones cada vez más potentes del medicamento. Cuando enfrentaron demandas legales por los daños evidentes, culparon a los adictos para evadir responsabilidades.
Matthew Broderick interpreta a Richard Sackler, un hombre atormentado en privado pero aparentemente imperturbable ante las consecuencias de sus políticas. Su mirada intensa, su escasa comunicación y su determinación para hacer lo que se le antoja lo convierten en un personaje inquietante.
"Medicina Letal" se basa en el libro de Barry Meier, "Analgésico: un imperio de engaño y los orígenes de la epidemia de opioides en EE. UU.", así como en la investigación de Patrick Radden Keefe, que se publicó en su libro "El imperio del dolor". Esta serie se suma a otras producciones que abordan la mayor crisis de opioides conocida, como "Dopesick", protagonizada por Michael Keaton y Peter Sarsgaard, basada en el libro de Beth Macy.
Al final de "Medicina Letal", se revela que la crisis de opioides dejó un devastador saldo de más de 300.000 muertos. Sorprendentemente, la familia Sackler se declaró en bancarrota debido a las demandas legales, pero ninguno de sus miembros enfrentó cargos penales por su participación en las prácticas fraudulentas relacionadas con el OxyContin y las muertes por sobredosis que este causó.