Los casos de menores y adolescentes que delinquen aumentan día a día en la región, pero con el agravante de gran cantidad de casos en los que los protagonistas quedan demorados en la comisaría sin que los padres, ni los tutores, vayan a buscarlos.
“No queremos saber nada más”; “es un caso perdido”; “a nuestra casa no vuelve más”, son algunas de las frases que los progenitores suelen expresar ante la policía cuando reciben un llamado informándoles de que su hija o su hijo se encontraban demorados por cometer algún tipo de delito.
Así lo confirmó el comisario inspector Henry Leppe, quien reiteró que los padres son los responsables de los menores.
Al “desligarse” de ellos la que interviene es la justicia de menores, que a su vez los deriva a un hogar de niños, hasta que se le realice el juicio correspondiente, dependiendo siempre del hecho que hayan cometido.
Las edades de los jóvenes que caen en el delito rondan entre los 12 y 16 años, adolescentes que ya se sienten excluidos de la sociedad.
“A veces nosotros los policías cumplimos un rol que no nos corresponde, cómo intervenir y explicarles que deben estudiar, tener un trabajo, somos psicólogos y padres a la vez”, afirmó angustiado Leppe.
Carolina García, jueza penal de menores de Neuquén, consideró que lo que falla está en el Estado y en los padres. “Se debe trabajar en conjunto, en un cierto punto el victimario que es el niño, que comete un hecho indebido, se convierte en víctima, ya que la educación, que es lo primordial, no la recibieron” expresó la magistrada.
Expresó además su preocupación, porque en la gran mayoría de los casos, no tienen ni los estudios primarios finalizados y en otros, ni la sala de 5 años, algo que obliga la ley.