RELATOS POLICIALES
La escalofriante historia del Hannibal argentino que se comió a su padre
Pacto con el diablo, locura y sadismo son las palabras que definen al parricida. Con las vísceras humanas de su propia sangre, se hizo un guiso a la provenzal.La historia del Hannibal Lecter argentino conmocionó a todo el país en el invierno del 2008, cuando protagonizó uno de los casos más espeluznantes del crimen en Argentina. Se trata de Raúl Ernesto Piñel, que luego de estar preso por un robo fallido, terminó tras las rejas por varios meses. Muchas personas relatan, que en la cárcel hizo un cambio drástico en su vida y se convirtió en otra persona, en alguien “satánico”: el "caníbal de Daireaux".
En la cárcel, el ladrón de poca monta de 33 años se acercó a un grupo de presos que decía adorar al diablo. Empezó a participar de rituales oscuros, se le endureció la mirada y, con el tiempo, no solo se ganó el respeto sino también el miedo del resto de los reclusos. Es que Piñel ya no hablaba solo, hablaba con el mismísimo “ángel de las tinieblas”. Al parecer el hombre mientras estuvo preso, hizo un pacto con Satanás.
Era un hombre abstraído y poco comunicativo, su cambio personal se dio, cuando al salir de la cárcel de Urdampilleta el 20 de junio de 2008, se encontró sin trabajo y con que su mujer lo había abandonado. Al no tener dinero, no podía alquilar un departamento, por lo que tuvo que recurrir a sus padres y comenzó a vivir con ellos en la pequeña localidad de Daireaux, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires.
Cómo Raúl Ernesto Piñel se convirtió en el Hannibal argentino
La historia de terror y escalofriante empezó un domingo frío de invierno en junio del 2008, cuando Piñel recibió a los oficiales que llamaron a su puerta con una sonrisa inquietante en la cara y las manos ensangrentadas. Las paredes, el piso, todo a su alrededor, mostraba los restos del horror mientras una olla todavía humeante sobre la salamandra despedía un olor nauseabundo.
”Ahora lo tengo bien adentro”, respondió Piñel cuando las autoridades policiales le preguntaron dónde estaba su padre, el dueño de la vivienda. De forma inmediata, el Hannibal Lecter argentino quedó detenido y en ese mismo instante también nació una de las historias más escrupulosas de la criminalidad Argentina: se convirtió en el “caníbal argentino o de Daireaux”.
Según fuentes policiales, Piñel golpeó a su padre, lo degolló y lo descuartizó con un cuchillo Tramontina. Después, picó sus órganos y se preparó un guiso a la provenzal. “No tenemos dudas de que este hombre se comió el corazón y los riñones de su padre. Solo se encontraron algunos restos en la olla”, aseguraron.
Algunas partes del cuerpo descuartizado de Raúl Prudencio Piñel de 57 años, ardían sobre una salamandra, habían sido fileteadas y salteadas a la provenzal. El resto de la víctima, vísceras y trozos de la columna vertebral, se podían observar a simple vista desparramados por el domicilio de la calle Antártida Argentina, entre Saavedra y Moreno, como si se tratara de un museo grotesco de lo macabro en una localidad de tan solo 10 mil habitantes.
La noche anterior en que el Hannibal argentino mató a su padre
El día antes de que se produzca el brutal asesinato hace ya 16 años, la madre del homicida volvió a su casa y no encontró a su hijo. Casi al mismo tiempo Piñel apareció en la casa del padre con la intención de pasar ahí la noche. Se ofreció a preparar la cena y Raúl Prudencio Piñel, aceptó la propuesta sin imaginar el horror. Nadie supo nunca con certeza qué fue lo que pasó esa noche entre ambos.
El macabro crimen salió a la luz al día siguiente, cuando un vecino desprevenido pasó por la casa con la intención de tomar unos mates con Piñel padre. Se sorprendió cuando en lugar de su amigo fue el hijo de éste quien le abrió la puerta y se horrorizó cuando advirtió que había sangre en el piso. "Lo golpeó el olor nauseabundo que provenía de la estufa", afirmó.
El vecino se olvidó rápidamente del desayuno y se fue a buscar a la Policía, que de inmediato llegaron al domicilio y descubrieron la escena del crimen. El Hannibal argentino en ningún momento se resistió para que lo llevaran detenido, pero le pidió a los oficiales que le dieran un ratito más”. “Ya curé y salvé a mi padre. Ahora me queda hacer lo mismo con mi madre”, argumentó serio. Las esposas se cerraron sobre sus muñecas antes de que volviera a abrir la boca.
El Hannibal argentino y la hipótesis de una ofrenda satánica
La principal hipótesis sobre la cual trabajó en un principio el fiscal del caso, Omar Flores, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Trenque Lauquen, conectaba el parricidio con algún tipo de ritual vinculado a una secta. Una suerte de ofrenda satánica que no logró sostenerse con el avance de la investigación.
Entonces una frase dicha como al pasar por el Hannibal argentino delante de los policías puso el foco en los antecedentes violentos del padre y el odio que por él sentía su hijo. “Me las pagaste todas juntas”, habrían sido las palabras que expresó Piñel cuando lo detuvieron que derribó las versiones satánicas que circulaban hasta ese momento.
Finalmente, las pericias sobre la salud mental del homicida confirmaron lo que para los vecinos de Daireaux no era más que una obviedad: Piñel era un enfermo psiquiátrico que no pudo comprender la criminalidad de sus actos. La Justicia lo declaró inimputable en 2011 y desde entonces quedó bajo la tutela de un Juzgado de Ejecución Penal de Trenque Lauquen.
Al ser considerado peligroso para sí o para terceros, Piñel estuvo alojado en el neuropsiquiátrico que funciona en la Unidad 34 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), en la cárcel de Melchor Romero, en el partido de La Plata. Allí tuvo como compañero durante un tiempo a Leandro Yamil Acosta, quien en 2015 mató a sus padres y, casualmente, también comió un pedazo de su carne.
El caso, es reflotado de vez en cuando por la espectacularidad, el parricidio y el canibalismo, y quedó para siempre en la historia de la criminología argentina. El humor negro, a la orden, le puso a Raúl Ernesto Piñel el apodo de "el Hannibal argentino, el caníbal argentino o de Daireaux".