Lo que parecía ser un caso de violencia desmedida entre jóvenes, se convirtió en una trama mucho más oscura y alarmante. El brutal ataque contra un adolescente de 17 años, que lucha por su vida en terapia intensiva con una fractura de cráneo, destapó una red de vínculos criminales que comienza a desentrañarse. La última pieza de un complejo rompecabezas apareció cuando la Brigada de Investigaciones de Roca irrumpió en la casa del cuarto implicado en el hecho, un menor de edad, donde encontraron drogas y dos armas.
El operativo, ordenado por la Justicia poco después de la imputación de los tres coautores mayores de edad, reveló un hallazgo escalofriante: dos pistolas calibre 9 milímetros, similares a las que usa la Policía y con la numeración limada, en perfecto estado de funcionamiento y varias dosis de droga fraccionada, lista para su comercialización. Un indicio claro -y cada vez más sólido- de que no se trata sólo de un hecho de violencia juvenil, sino que los agresores forman parte de una estructura criminal organizada.
El menor, que había sido detenido en primera instancia pero fue entregado a sus padres a las pocas horas, volvió así a quedar bajo la lupa judicial. Fuentes de la investigación aseguran que el adolescente operaría como "soldadito" de una banda narco que controla el negocio en el corazón de Barrio Nuevo, apañada por la impunidad que le otorga un jefe narco conocido.
Golpe premeditado
El ataque ocurrió poco después de las 6 de la mañana del lunes. Según la acusación formulada este mediodía por la fiscal Verónica Villarruel, los tres detenidos, Lautaro Facundo Fernández, Lautaro Agustín González, Lucas Ariel Bravo, y el menor acorralaron a la víctima para impedirle escapar.
Uno de ellos tomó un trozo de escombro del suelo y se lo arrojó con fuerza a la cabeza. El impacto fue brutal: el joven cayó al suelo, ya inconsciente. Lejos de detenerse, lo patearon entre todos, apuntando directamente a su cabeza. La escena fue presenciada por al menos un testigo clave, que ya fue resguardado por la Justicia ante el riesgo de represalias.
La calificación penal impuesta a los tres mayores no deja lugar a dudas sobre la gravedad del caso: tentativa de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas. Los acusados quedaron detenidos con prisión preventiva por 4 meses, ante el riesgo de fuga y de entorpecimiento de la causa.