Una estafa familiar que terminó en la Justicia
Néstor Agon será juzgado por falsificar un documento notarial con el objetivo de vender ilegalmente una casa que compartía con su exesposa. En complicidad con su nueva pareja, Margarita Vargas, y la escribana de Zapala, Anabel Roxana Romanos, ejecutó una operación que dejó a su ex y a su hija literalmente en la calle.
Todo comenzó en agosto de 2018, cuando Romanos confeccionó un poder especial trucho que autorizaba, supuestamente, la venta del inmueble familiar ubicado en el barrio Ruca Che, cerca del estadio. Lo grave es que la firma de la mujer fue falsificada, ya que nunca firmó ni autorizó nada.
Con ese documento falso, Agon vendió la vivienda en febrero de 2019 a su nueva pareja. Para hacerlo, usaron otra escribana, ajena a la maniobra, que no tenía forma de saber que el papel era apócrifo. Finalmente, en mayo de ese mismo año, Margarita Vargas inscribió la propiedad a su nombre en el Registro de la Propiedad Inmueble.
Violencia económica, pericias y un juicio inevitable
El fiscal del caso, Juan Narvaez, imputó a los tres involucrados por falsificación de documento público y estafa, además del uso de documento falso. Para la Justicia, el perjuicio patrimonial asciende a casi 50 mil dólares, aunque el daño personal y emocional para la víctima es incalculable.
En el expediente judicial se habla directamente de un marco de violencia doméstica que derivó en violencia económica, ya que Agon utilizó su posición y recursos para dejar sin hogar a su exesposa y a su hija.
La escribana Romanos deberá responder por haber elaborado el documento fraudulento, mientras que Margarita Vargas logró una salida alternativa: la Justicia aceptó suspender su proceso por tres años, bajo condiciones estrictas. Si las cumple, evitará ir a juicio y no sumará antecedentes.
En cambio, el exmarido no tuvo esa suerte: el juez rechazó su pedido de suspensión del juicio por considerar que la propuesta económica fue irrisoria, que no se comprometió a reparar el daño, y que su accionar tuvo consecuencias graves.
Ahora, los tres acusados enfrentarán un juicio por una estafa familiar que sacude a toda Neuquén. La pregunta que queda en el aire es: ¿cómo puede alguien falsificar una firma y quedarse con una casa ajena… sin que nadie lo note?