MIEDO AL ALTAR
Menos casamientos, más convivencias: ¿Una forma de huirle al compromiso?
Desde 2009 se cuadruplicó el número de uniones civiles.
Desde 2009 se cuadruplicó el número de uniones civiles. Es una modalidad de vínculo que otorga derechos como la extensión de la cobertura médica prepaga, la pensión por fallecimiento y la licencia por enfermedad de la pareja, entre otros. Se presenta como una opción para quienes ya estuvieron casados: lo eligen muchas personas divorciadas y viudas.
De la mano, se observa otro fenómeno: cayó en forma considerable el número de casamientos por iglesia. Un estudio realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA) demostró que en nuestro país, durante los últimos 20 años, se redujo más del 61 por ciento el número de parejas que pasaron por el altar.
¿Podríamos decir que el matrimonio pasó de moda? ¿Por qué elegimos otras formas de compartir nuestra vida? ¿Se trata de vínculos menos comprometidos… O no necesariamente? Lo charlamos con Valeria Schapira, experta en relaciones de Match.com:
¿Por qué pensás que cada vez más parejas conviven y menos se casan?
Años atrás existía el mandato social del casamiento, sobre todo para las mujeres. Una mujer que pasaba los 30 años y no se había casado era señalada como "la solterona”. Existía la presión social de contraer matrimonio, tener hijos y formar una familia como una manera de cumplir con los mandatos familiares. Los tiempos han cambiado. Cada uno vive como elige y la fórmula casamiento/convivencia hoy en día se ha invertido en gran proporción: muchas parejas deciden primero probar cómo se llevan en la convivencia y, si la cosa funciona, sellar esa construcción vincular con la ceremonia de casamiento. Muchas otras uniones de pareja jamás pasan por el registro civil. Ya no hay un modelo preestablecido y, por fortuna, se respeta a aquellos que deciden seguir un camino diferente, ya sea como "singles” o como convivientes sin unión legal.
¿Es una decisión, por lo general, del hombre? ¿En el fondo todas las mujeres soñamos con el vestido blanco?
Hoy la mujer tiene tanto peso como el hombre en la decisión de casarse o no. No soy amiga de las generalizaciones, pero las mujeres, cuando nos enamoramos, podemos llegar a tirar por la borda nuestros más férreos conceptos independentistas. Con o sin vestido blanco, lo cierto es que todas las mujeres soñamos con encontrar un gran amor. El cómo dependerá de cada una.
Convivir y no casarse, ¿es una forma de huirle al compromiso?
Compromiso es construir día a día un vínculo y eso puede incluir – o no – al casamiento. Legalizar una relación vía matrimonio puede constituir un marco legal y formal, pero no necesariamente garantiza que las dos personas que integran esa pareja estén comprometidas seriamente la una con la otra.
¿Por qué cuesta tanto, hoy en día, imaginar un amor para toda la vida?
Hoy en día ya no están mal vistos los divorcios, ni la reincidencia matrimonial, ni las familias ensambladas. La estructura social se ha ido modificando y cada vez hay más espacio para las formas de vivir y amar no "tradicionales”. En el marco de esta libertad social, las personas eligen su camino y eso puede incluir tener dos, tres o más parejas en el transcurso de una vida. El concepto de "hasta que la muerte los separe” pasa a ser una opción, y no una imposición social.
De la mano, se observa otro fenómeno: cayó en forma considerable el número de casamientos por iglesia. Un estudio realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA) demostró que en nuestro país, durante los últimos 20 años, se redujo más del 61 por ciento el número de parejas que pasaron por el altar.
¿Podríamos decir que el matrimonio pasó de moda? ¿Por qué elegimos otras formas de compartir nuestra vida? ¿Se trata de vínculos menos comprometidos… O no necesariamente? Lo charlamos con Valeria Schapira, experta en relaciones de Match.com:
¿Por qué pensás que cada vez más parejas conviven y menos se casan?
Años atrás existía el mandato social del casamiento, sobre todo para las mujeres. Una mujer que pasaba los 30 años y no se había casado era señalada como "la solterona”. Existía la presión social de contraer matrimonio, tener hijos y formar una familia como una manera de cumplir con los mandatos familiares. Los tiempos han cambiado. Cada uno vive como elige y la fórmula casamiento/convivencia hoy en día se ha invertido en gran proporción: muchas parejas deciden primero probar cómo se llevan en la convivencia y, si la cosa funciona, sellar esa construcción vincular con la ceremonia de casamiento. Muchas otras uniones de pareja jamás pasan por el registro civil. Ya no hay un modelo preestablecido y, por fortuna, se respeta a aquellos que deciden seguir un camino diferente, ya sea como "singles” o como convivientes sin unión legal.
¿Es una decisión, por lo general, del hombre? ¿En el fondo todas las mujeres soñamos con el vestido blanco?
Hoy la mujer tiene tanto peso como el hombre en la decisión de casarse o no. No soy amiga de las generalizaciones, pero las mujeres, cuando nos enamoramos, podemos llegar a tirar por la borda nuestros más férreos conceptos independentistas. Con o sin vestido blanco, lo cierto es que todas las mujeres soñamos con encontrar un gran amor. El cómo dependerá de cada una.
Convivir y no casarse, ¿es una forma de huirle al compromiso?
Compromiso es construir día a día un vínculo y eso puede incluir – o no – al casamiento. Legalizar una relación vía matrimonio puede constituir un marco legal y formal, pero no necesariamente garantiza que las dos personas que integran esa pareja estén comprometidas seriamente la una con la otra.
¿Por qué cuesta tanto, hoy en día, imaginar un amor para toda la vida?
Hoy en día ya no están mal vistos los divorcios, ni la reincidencia matrimonial, ni las familias ensambladas. La estructura social se ha ido modificando y cada vez hay más espacio para las formas de vivir y amar no "tradicionales”. En el marco de esta libertad social, las personas eligen su camino y eso puede incluir tener dos, tres o más parejas en el transcurso de una vida. El concepto de "hasta que la muerte los separe” pasa a ser una opción, y no una imposición social.
entremujeres.com
