El enigmático triángulo del MPN en tiempos electorales

La sensible dermis del MPN ha recogido en las últimas horas dos situaciones, referidas a la actualidad partidaria-gubernamental, que resulta importante comentar, más allá de la improbable confirmación oficial, por lo que revelan de los permanentes y dinámicos avatares internos de la organización que gobierna la provincia, en una coyuntura ya decididamente electoral.

El primero indica el pleno restablecimiento de la relación cercana entre el ex gobernador, Jorge Sapag, y el actual vicegobernador, Rolando Figueroa. Si bien ambos –dos caballeros de la política- nunca estuvieron enemistados, si era concreto un distanciamiento político, que reconocía antecedentes en el proceso que llevó al encumbramiento de la dupla que Figueroa integró junto a Omar Gutiérrez, primero como candidatos a la conducción del partido, después como aspirantes a la gobernación.

Según se dice, quien trabajó en la renovación de la cercanía personal y política, fue la diputada Alma "Chani” Sapag, hermana del ex gobernador. Como era de prever, la importancia política de Chani fue creciendo, y de un rol secundario y de bajo perfil, ha pasado, gradualmente, a representar un espacio de mayor importancia, en la Cámara y fuera de ella. Ha pesado, fundamentalmente, su conocimiento y dedicación hacia la Neuquén extra-capitalina, eso que generalmente se denomina "interior” en la jerga del establishment.

Lo más sugerente de esta descripción de uno de los aspectos de la rica vida interna del MPN, es que se afirma que el renovado vínculo de Jorge Sapag con Figueroa, transcurre paralelo a cierto distanciamiento en los últimos meses entre el ex gobernador y el actual mandatario, Gutiérrez.

Desde estas usinas que suplen falta de objetividad con pasión por el conocimiento de los chismes internos del gran cuartel emepenista, se dice también que esta situación conjuga con el otro comentario, que tiene que ver con una posición de crítica creciente al titular del Ejecutivo provincial por su singular abordaje del rol que desempeña y para el que fue elegido.

"El Gobernador administra, ha administrado todo el año. Pero no gobierna desde la política”, se ha dicho, palabras más, palabras menos.

El énfasis detectado en los conceptos indica un elogio simultáneo con la crítica, y corre por un delgado hilo que los atentos operadores políticos sopesan entre los dedos, ante una circunstancia tan clave como son las elecciones de este año. No se le reprocha nada a Gutiérrez, como jefe del gran aparato estatal y dueño del presupuesto más importante del país en la relación pesos por habitante. Pero en esa certeza, se alimenta la duda, que lo equipara con su anterior rol como ministro de Economía.

Rubén Boggi