MANO A MANO CON ADOLFREDO BARRETO

El saxofonista que vino de la tierra de la "auyama"

De Venezuela a Neuquén. La historia en primera persona de un músico que habla "maravillas" de la ciudad y de su gente.
domingo, 26 de mayo de 2019 · 12:03

Adolfredo Barreto Cabello, nació en Maturín, Venezuela. Tiene 60 años y define a Venezuela como su esencia. En un mano a mano con Rubén Boggi recordó su pueblo natal, cómo fue su llegada a la Argentina y por qué eligió la ciudad de Neuquén como su nuevo hogar, sus primeros pasos con el saxo, la religión y la actual situación del país que hoy tiene como presidente interino al jefe del Parlamento, Juan Guaidó.

 

EL MANO A MANO

¿Cuantos hace que llegaste a la argentina?

Hace 3 meses.

 

¿Llegaste a Buenos Aires?

Vinimos a Neuquén desde Venezuela.

 

¿Cómo se hace para llegar a Neuquén desde Venezuela?

Nosotros nos vinimos por tierra. Colombia, Ecuador, Perú. En Perú estuvimos en Tacna, de Tacna a Bolivia a través de Desaguadero y Villazón, La Quiaca.

 

¿A través de qué medio?

En autobús (colectivo).

 

¿Siempre por este medio de transporte?

Sí.

 

Y así, llegaste a Neuquén, ¿cuánto tardaste?

Salimos de Venezuela el 12 de diciembre del 2018. Estuvimos un lapso de casi dos meses en Perú (Tacna). En Tacna ocurrió algo muy importante. Me contrataron para tocar (el saxo). Estuve trabajando ahí durante mes y medio. Estuve en un establecimiento donde va mucha gente de Chile porque Tacna sería como un mercado chileno porque es un puerto libre. Todas las noches trabajaba en un centro nocturno.

 

Y tu motivación para venir a la Argentina, ¿Cuál fue?

Nosotros, cuando digo “nosotros” hablo de mí y de mi señora (Oraima). Sus hijas están acá. Hace 3 años mi señora visitó Neuquén y llegó a Venezuela hablando maravillas de la ciudad, del clima y de la gente. A mí eso me encantó. Entré a Google y dije: “Neuquén es encantador”. Y hoy puedo decir que solo me dijo la cuarta parte porque Neuquén es maravilloso.

 

¿Qué conociste de Neuquén?

Conozco  el Paseo de la Costa y el Parque Central. Solo me falta conocer el interior de la provincia. Me hablaron mucho de los 7 lagos, de Villa El Chocón y la cordillera, y eso me permite abrir el abanico de la cantidad de cosas que hay que conocer de Neuquén. Pero hay algo importantísimo, su gente. Es realmente maravillosa, amable, dulce, cariñosa, agradable, gentil y eso es algo que valoro mucho en el ser humano.

 

¿Cuánto hace que sos músico?

Toda la vida. Desde los 11 años estoy estudiando música. A nivel profesional ya son 42 años.

 

¿Tocaste en bandas, orquestas, grupos o como solista? ¿Cómo es la modalidad de tu trabajo?

Actualmente trabajo con los saxofones y junto a mi señora. Oraima canta y yo interpreto otros temas con el saxofón. Formé parte  de una orquesta de música tropical, pero fui también flautista de la Banda del Estado. Y cuando se inició el movimiento de Orquestas Juveniles en mi zona formé parte de ese equipo como estudiante de la flauta.

 

Ha tenido ese ejemplo venezolano una repercusión Internacional

El maestro (José Antonio) Abreu hablaba de esa diversidad y esa proyección. Él soñaba con que cada niño pudiera tener un instrumento en las manos y ejecutarlo. Y vemos que el sueño se ha logrado por lo que se escucha, pero también por lo que vemos. Días atrás veía a una niña salir de la escuela de Música con un violín, he visto niñas flautistas, lo que indica que se viene haciendo un trabajo para lograr ese objetivo.  

 

Acá se ha comenzado a trabajar desde hace años también con la Orquesta Sinfónica de Neuquén, ¿pudiste verla?

Sí, claro. Excelente orquesta.

 

¿Te hiciste de músicos conocidos?

El primer contacto fue con el Coro de la Universidad Nacional del Comahue. Luego conocí el Coro Arcoiris donde encontramos mucho cariño, amor y hermandad. A través de ellos conocí a Pablo Romero, saxofonista que me parece excelente. Hay un músico que está de calle y quiero aclarar el concepto porque mucha gente dice “músico de la calle” y en realidad es “músico de calle” de hacer arte en la calle… me refiero a Menduco Araujo. Me encontré con músicos venezolanos como la agrupación Suena a Venezuela. A través de ellos se hacen los contactos para conocer nuevos músicos. Hace unas semanas pude ensayar con la Orquesta Infantojuvenil donde pude encontrar “esa camaradería”.

 

¿En qué lugar de Venezuela naciste?

En Maturín, capital del estado Monagas. Está en el oriente de Venezuela.

 

¿Te fuiste de Maturín o siempre viviste ahí?

Siempre viví ahí. Mi vida la desarrollé en Maturín.

 

¿En qué ha cambiado Maturín de ahora a la que te tocó vivir de chico? ¿Ha cambiado como ha cambiado Venezuela?

Ha crecido mucho mi ciudad.

 

¿Qué es para vos Venezuela? ¿Un país al cual se ama, se extraña? ¿Un país que duele? ¿Un país que te permite la alegría? ¿Cómo lo definís?

Defino Venezuela como mi esencia. Amo mi país. De hecho, donde llego, digo con orgullo que soy venezolano. Debo lo que soy al haber nacido en Venezuela. Extraño algunas cosas de mi país. El deseo de querer proyectar el trabajo más allá de la frontera a mí me mantiene tranquilo, quieto y calmado.

Gracias a dios estoy en contacto permanente con mi familia y me siento bien. Sin ignorar las dificultades que tiene el país, siento y estoy seguro de que Dios, como máximo protector nuestro, nos está dando una lección para que reflexionemos nosotros como país.

 

¿Sos creyente?

Sí.

 

¿Practicás alguna religión?

No. No practico ninguna religión en exclusiva. Soy creyente en Cristo, en Dios.

 

¿La música ayuda a creer o a no creer?

A mí me ayudó a creer y a sentir.

 

La música tiene una doble interpretación: se ve como un camino de salvación espiritual o se ve como una distracción satánica.

Me atrevo a pensar que dependerá como lo enfoca y qué pretende el intérprete. Hay canciones que yo procuro no tocar porque el contenido de su letra no me transmite un mensaje.

 

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