Mami, mami ¡compramos un pueblo!

Septiembre se agota, le quedan un par de soles asomando por ese horizonte siempre verde. Vanesa está asomada a la puerta de una de las ocho casas que conforman San Alberto. Un campo profundo entra por sus ojos, a sólo cien kilómetros de Buenos Aires. Por teléfono, llega a Neuquén por AM 550 y 24/7 Noticias.

Vanesa vive en el relato lo que fue otra mañana, muy parecida, cuando su esposo Loris llegó deslumbrado de alegría porque en los papeles de esas nueve hectáreas que habían comprado había un pueblo perfectamente trazado, con manzanas, calles y una plaza central. “Mami, mami ¡compramos un pueblo!” le dijo Loris. Vanesa corre el velo de los siete años que pasaron desde ese momento, en una de las mañanas finales de septiembre, en el programa “Mejor Informado Radio”. En la pantalla de 24/7 Noticias aparecen las fotos de la vieja casona transformada en pulpería, la pequeña capilla, la Escuela 43, la lindante Ruta 7 y las ocho casas que son todo el pueblo, en un triángulo de calles de tierra, pájaros, teros y una gramilla natural que no demanda riego.

Vanesa Cappelletti es la dueña del pueblo. Su esposo, el impulsor de este sueño que los trasladó de la conurbana Laferrere, murió hace muy poco. Tras el duelo, esa pérdida se transformó en la necesidad de seguir adelante con el proyecto: cada uno de los terrenos que tiene el pueblo está a la venta, pero hay una selección muy detallada que está a cargo de ella. “Queremos que quien venga a vivir coincida con lo que pensamos, hacemos y vivimos en este lugar del mundo”, dice por la radio.

Juntos alcanzaron a hacer de la vieja casona una pulpería, montar un anticuario, reconstruir la capilla, poner un mástil en el centro de la plaza, dar nombre a las calles y sentar las bases de la refundación de San Alberto, el pequeño pueblito de ocho familias que asoma con los últimos soles de septiembre, desde San Andrés de Giles.