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Martes 17 de Junio, Neuquén, Argentina
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El toro de Vaca Muerta: Neuquén replica el ícono de Wall Street con una cábala incluida

En medio del desierto patagónico, donde el viento arrastra polvo y promesas de riqueza, ahora se alza un nuevo guardián de los negocios: Vaca Muerta ya tiene su propio toro de Wall Street.

Por Redacción

Martes, 17 de junio de 2025 a las 14:44

En medio del desierto patagónico, donde el viento arrastra polvo y promesas de riqueza basadas en el petróleo, se alza ahora un nuevo guardián de los negocios: Vaca Muerta ya tiene su propio toro de Wall Street. La réplica fue instalada en Añelo, capital simbólica del desarrollo energético neuquino, y no tardó en despertar interés, selfies y supersticiones.

Como en Nueva York, donde el icónico Charging Bull embiste desde hace décadas al sistema financiero con músculos de bronce y simbolismo bursátil, el toro neuquino representa fuerza, empuje y prosperidad. Pero también, como en Manhattan, ya comenzó a cumplir su función extraoficial: atraer suerte tocándole los testículos. ¿Cábala o tradición importada?

Un símbolo global, una energía local

La elección no es caprichosa. El toro de Wall Street fue creado en 1989 por el artista italoamericano Arturo Di Modica, quien lo colocó sin permiso frente a la Bolsa de Nueva York como un símbolo de resiliencia tras la crisis financiera del 87. Su postura desafiante y poderosa terminó por convertirlo en uno de los íconos más fotografiados del mundo, emblema de los “bull markets” (mercados en alza) y de una visión optimista del capitalismo.

En Añelo, el corazón operativo de Vaca Muerta, el mensaje no cambia: se trata de enviar una señal de fortaleza, impulso económico y confianza en el futuro energético argentino. El toro aparece como metáfora perfecta de una tierra que ruge con petróleo y gas, pero que también busca inversores, estabilidad y resultados.

El ritual que ya cruzó fronteras

Con su estructura robusta y reluciente, el toro de Añelo no pasó desapercibido. En el video publicado por medios locales y usuarios en redes sociales, ya se observa a visitantes replicando la tradicional postal neoyorquina: acariciar los atributos del animal para atraer prosperidad.

Más allá de lo anecdótico, el gesto revela algo más profundo: la instalación del toro busca sembrar no sólo una imagen de poder, sino también de esperanza, en un contexto donde las inversiones en Vaca Muerta son tan codiciadas como frágiles.

¿Un nuevo amuleto para el desarrollo?

Mientras algunos celebran la instalación como una acción de marketing territorial acertada, otros cuestionan si no se trata de una imitación forzada de un símbolo foráneo. Pero en un país donde el mito y la economía se mezclan sin pudores, la figura del toro puede cumplir un rol inesperado: convertirse en un tótem de energía colectiva, un punto de encuentro entre la fe popular y la planificación empresarial.

Por ahora, en Añelo, la gente se acerca, observa, sonríe... y toca. Porque si en Wall Street trae suerte, ¿por qué no también en la tierra del shale?

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