Dolor
Un ángel llamado Anastasia
La joven voluntaria de 26 años fue asesinada cuando regresaba de alimentar a perros de un refugio.
Aunque amigos y familiares huyeron de la zona de conflicto, Anastasia Yalanskaya eligió quedarse en Kiev para ayudar a quienes lo necesitaran.
Así fue que junto a dos voluntarios, emprendió un peligroso camino a Bucha, ciudad ubicada a 30 kms. de la capital ucraniana, con la misión de llevar alimento a un refugio de perros, que estaban sin comida desde hacía tres días.
Antes de esto, se había dirigido a otra ciudad para asistir con pañales a niños abandonados que vivían en un refugio antiaéreo.
El 27 de febrero comunicó a sus seguidores que estaba pasando la noche en un estacionamiento subterráneo para evitar los intensos bombardeos y aseguró que las náuseas por miedo, son reales. Agregó que debió conducir con las ventanillas entreabiertas, para saber dónde y con qué intensidad se concretaba el ataque. Cuanto más cerca se está de la zona caliente, más se intensifican los controles.
También comentó la importancia de la actitud en esos momentos: “si ven determinación en tu mirada, no solo te dejan pasar, sino que hasta te desean suerte y te piden que te cuides”.
En su última historia en Instagram, el 3 de marzo, se puede ver a la joven sentada en la parte de atrás de un coche con bolsas de comida para perros.
Lamentablemente, el pasado jueves 10, Anastasia y los dos voluntarios, fueron asesinados a tiros cuando el automóvil en que viajaban ya de regreso a casa, fue baleado deliberadamente a corta distancia. Se desconoce el motivo por el que lo hicieron, pero se supone, que los militares rusos están aumentando los ataques a civiles, al azar, para asustar a la población y así lograr que el pueblo ucraniano se someta.
Recordemos que las tropas rusas han bombardeado un hospital materno infantil donde decenas de niños han quedado sepultados bajo los escombros y una columna de civiles que intentaba ser evacuada, también fue atacada en cercanías de Kiev provocando la muerte de siete personas.
El marido de Anastasia, Yevhen Yalansky, se refiere sus últimos momentos con ella pidiéndole que se cuidara, que pensara en la evacuación, que en éstos momentos un error se paga muy caro, pero la joven no quiso escucharlo y su vocación de servicio fue más fuerte.
Con lágrimas en los ojos Yevhen recuerda: “era uno de los mejores seres humanos que conocí. Ella se comprometió a ayudar, a su familia, a sus amigos, a quien la necesitara. Amaba a los animales. En casa teníamos un perro y un gato. Era la mejor compañera"
El auto fue encontrado acribillado a balazos, muy cerca de la casa de uno de los voluntarios que la acompañaba y que también murió.
En estos 18 días de guerra, más de 365 civiles han muerto y unos 760 han resultado heridos.
El cuerpo de Anastasia permanece en una morgue en Bucha, los enfrentamientos son muy intensos en esa región y ningún familiar ha podido llegar hasta allí para llevárselo con ellos.
Destrucción, dolor y muerte, así se puede resumir el saldo de ésta guerra absurda, que golpea a un pueblo aguerrido, que lucha por no perder su independencia.
