Volvió el fútbol, y con él, una gran parte de la esperanza

Solo quienes aman este deporte, y, por lo tanto, lo necesitan, podrán entender la importancia que ha tenido este sábado 16 de mayo de 2020, el día en el que una pelota volvió a correr por la cancha, con 22 jugadores tras ella, en un estadio vacío y al mismo tiempo lleno de una renovada esperanza: la vida no desaparecerá de la faz del planeta, ha vuelto el fútbol.

Fue, tal vez inexorablemente, en Alemania, uno de los países mejor organizados del mundo. La Bundesliga determinó que fuera este día el del retorno de la actividad profesional del fútbol. Con los recaudos frente al coronavirus del caso. Con televisación para todo el mundo. Por eso, esta mañana, quien más, quien menos, todo futbolero que ha podido, se prendió a la pantalla de la televisión como si un acontecimiento de gran magnitud se hubiera producido.

Los relatores del espectáculo, en Argentina, trabajaron desde sus casas. Los jugadores lo hicieron en el campo de juego, el real, no el virtual que nos estuvo engañando todo este largo tiempo de cuarentena. Hubo muchos goles, pero ninguno se festejó como antaño, en calurosos abrazos y retorcijones corporales sobre el verde césped: primó la indicación sanitaria, y cada jugador que convirtió un gol lo festejó con una elegancia desacostumbrada, mientras sus compañeros le bailaban, apropiadamente, a la distancia.

Así, muchos, muchísimos argentinos, hoy estuvieron prendidos a un fútbol que generalmente miran, pero menos que el español, o el italiano, y que, por supuesto, el argentino. Todos irán volviendo, más adelante. Mientras tanto, en Villa Soldati, en Palermo, en Jujuy, en Neuquén, se gritó la goleada que el Borussia Dortmund le infligió al Schalke 04.