Se juega. En las últimas horas, numerosos incidentes que involucraron a los hinchas de Boca, Fluminense y la policía militar brasileña generaron rumores de que la final de la Copa Libertadores corría peligro o podría disputarse a puertas cerradas. Sin embargo, CONMEBOL confirmó que el partido se jugará y tendrá público, como iba a ser desde un principio.
La máxima entidad del fútbol sudamericano emitió ayer un comunicado algo confuso que 'colaboró' con los rumores, pero hoy confirmó que pese a los disturbios que escalaron en intensidad en las últimas horas no hay posibilidad de que se altere el duelo entre Boca y Fluminense. Además, atribuyeron los incidentes a fallas en la seguridad de la ciudad de Río de Janeiro y en la noche de ayer tuvieron una reunión para acrecentar los controles de cara al partido.
Ante la cantidad de incidentes reportados y las imágenes de la policía brasileña reprimiendo a los hinchas de Boca, fue Daniel Scioli, embajador argentino en Brasil, quien salió a condenar fuertemente el accionar de las fuerzas: "Si bien acá las leyes son muy rigurosas, nada justifica una represión de estas características. Los hinchas de Boca estaban con su camiseta y su bandera sin hacer ningún desmadre y la policía actuó de manera brutal. Espero que la CONMEBOL intervenga", expresó.
Además, por parte de la dirigencia de Boca quien habló fue Mauricio Serna: "Hay rumores pero veo muy difícil la situación. No es fácil, a dos días de jugarse la gran final, postergarla. Hasta esta tarde noche nosotros no teníamos conocimiento de lo que había pasado", comentó el dirigente tras las agresiones a los hinchas que se hicieron virales.