Cuando los fanáticos del tenis miramos el calendario, siempre hay un torneo que es uno de los más importantes. Los fanáticos del tenis suelen decir que el tercer Grand Slam de la temporada es al que uno quiere estar presente, el que los jugadores siempre dicen que quieren ganar. Me refiero a Wimbledon.
Esta edición de un torneo histórico con muchísimas raíces, donde todos los protagonistas tienen que jugar con alguna vestimenta de color blanco para mantener esas tradiciones inglesas, londinenses, de un torneo que hace muchísimos años se jugaba, por supuesto, con otra indumentaria, pero muy clásica y con mucho nivel.
Hoy las realidades son otras, porque el circuito lo marca, las empresas, el marketing hace que Wimbledon mantenga y respete estas tradiciones, pero también se adapte a lo que el mundo pretende hoy. Y también los jugadores.
Estarán allí 128 participantes del cuadro masculino y femenino. En el tenis de los varones tenemos muchos candidatos que llegan bien posicionados, pero hay dos que hoy están por encima del resto. Me refiero al número uno del mundo, el italiano Jannik Sinner, y al español Carlos Alcaraz.
Atrás viene haciendo fuerza todavía, casi con sus 40 años, el serbio Novak Djokovic y otros tenistas que están allí peleando los primeros puestos. Una final histórica hace muy poquito tiempo jugaron en Roland Garros, más de cinco horas de un altísimo nivel de primera categoría, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. El español se llevó el título en tierra batida, polvo de ladrillo, lo que llamamos aquí en Sudamérica, y fue el campeón de Roland Garros.
Ahora va por un nuevo título: Wimbledon, y por su tercera corona consecutiva. Un hecho también, un dato interesante, histórico. Veremos si el español lo puede lograr o si el italiano se lo puede sacar.
Hubo otra sorpresa: habrá presencia latinoamericana, sudamericana, con tenistas nuestros, locales. Francisco Cerúndolo, el mejor ranqueado de Argentina. Estarán Sebastián Báez, Francisco Comesaña, Hugo Carabelli y otros participantes que están ya definiendo las etapas clasificatorias del torneo, que finalizan este fin de semana.
Este lunes comienza a rodar la pelota sobre césped. En el cuadro femenino, por supuesto, estará animando la tenista bielorrusa, la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, Coco Gauff de los Estados Unidos. Bueno, hay muchas participantes que están allí también, en los primeros puestos.
Veremos cuál será la que se lleve este título de una nueva edición, en la que todos los tenistas en algún momento de sus carreras, en distintas conferencias de prensa, entrevistas, han dicho que cualquiera de los cuatro Grand Slams del año —que son el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de los Estados Unidos— alguno de ellos lo quieren ganar. Wimbledon tiene ese color especial y la tradición histórica que apetece, y mucho. Se juega sobre césped, que es una gran particularidad.
Estamos en un mes donde se jugaron muchos torneos previos a Wimbledon, que son históricos también, como pueden ser Queen’s, Halle —tanto en Inglaterra como en Alemania— y otros torneos menores, pero todos se preparan para llegar de la mejor manera.
La pelota pica muy rápido, los sacadores tienen grandes ventajas y hay que acomodarse a una superficie difícil de adaptarse, porque no hay muchos torneos en el año para poder prepararse de la mejor manera.