LIBERTAD DE PRENSA
El ataque a Clarín también resuena en Neuquén
Al diario de Buenos Aires lo atacaron con bombas incendiarias, encapuchados. Aquí, en Neuquén, se atacó a Prima Multimedios en abril, y la Justicia todavía no ha avanzado.El atentado con el obvio objetivo de intimidación que sufrió Clarín, con bombas incendiarias en su fachada, no solo remite a páginas muy tristes de la historia nacional, a la violencia política y a la impunidad más agraviante; sino que, también, refresca el escaso nivel de respeto que hay en Argentina hacia la libertad de prensa, siempre revestido de un alto nivel de hipocresía: es decir, hay poco respeto, y el poco que hay, no es sincero.
Lo único que garantizaría ese respeto, ante hechos concretos de ataques y violencias ejercidas por fuera de la ley, sería el esclarecimiento y la pronta resolución de la Justicia. Pero tampoco ocurre. La Justicia siempre aparece enredada en otros asuntos, en otras imposibilidades.
Ocurre así también en Neuquén. Prima Multimedios recibió un ataque directo, que incluyó el robo de equipamiento, contra una instalación con transmisores de tres radios. Fue en abril de este año, perpetrado a la luz del día por un grupo de ATE comandado por su secretario general, Carlos Quintriqueo. Por ese hecho se abrieron dos causas judiciales, que están sin avance cuando ya han pasado ocho meses. La impunidad se alimenta de estas demoras sin justificación alguna.
La primera causa, por usurpación, no tiene todavía juez de Garantías designado. No ha habido audiencias, que debe fijar el director de la oficina judicial, que es Juan Guaita. El fiscal actuante es Marcelo Jara. La otra causa, por robo, tampoco ha avanzado. Tramita en la unidad fiscal de Robos y Hurtos, que está a cargo de la Fiscal Sandra Ruixo.
Además de la demora judicial, está la inoperancia política. El episodio sería olvidado totalmente si esta multimedia no cuidara mantenerlo vigente, como debe ser, pues está en juego precisamente la libertad de prensa, un valor sustantivo de la democracia.
Quienes atacaron a Clarín, quienes atacaron a Prima Multimedios, tienen un común denominador, que es combatir a los medios de prensa como si fueran el enemigo. Tal vez lo sea, tal vez acredite merecimientos el hecho de ubicar como enemigos a quienes defienden los valores democráticos en contra de las concepciones autoritarias.
Pero no es así como se avanza. No es ubicando enemigos como respuesta al odio, sino abasteciendo, alimentando, a las instituciones republicanas y democráticas.
Para que la verdad sea puesta en medio de la escena, y se terminen las mentiras, las distorsiones, los ocultamientos que favorecen una concepción corporativa, prácticamente fascista, que es la que se siente amenazada por la libertad de prensa.