EDITORIAL NEUQUINA
Figueroa teje un poncho grande y elige hasta quiénes quedarán afuera
Intensa actividad política del oficialismo hubo durante la semana en el sur de la provincia.Muy activo en la organización política del espacio que ahora se denomina "La Neuquinidad", que viene a ser una etapa superior del original "Neuquinizate", estuvo en el sur provincial el gobernador Rolando Figueroa, alternando reuniones de tono institucional, como la que se hizo, gran mesa mediante, con los intendentes, con otros encuentros, más específicamente políticos y vinculados con las elecciones de este año, en los que Figueroa siguió tejiendo la fina trama de lo que aparentemente será un gran poncho que abrigue a todo el mundo que se pueda, y, a la vez, deje virtualmente a la intemperie a quienes busquen otro poncho o ponchito, deshilachado, por fuera de la actual concordancia mayoritaria.
Por lo que se vio en lo que hace a participantes, estuvieron los que ya estaban y que forman parte de la gestión actual -el radicalismo, el PRO-, buena parte del MPN, con jefes comunales que fueron a las elecciones 2023 con Marcos Koopmann como candidato, sectores del peronismo que habían ido con Ramón Rioseco, e, incluso, parte de La Libertad Avanza, que representa en lo que al gobierno neuquino se refiere, el dirigente y actual funcionario, Leandro López, quien fuera en 2023 con el partido que llevó al Congreso a quien fungirá de oposición ahora, la actual diputada nacional Nadia Márquez.
También, aparte, hubo una reunión con dirigentes peronistas sureños, que fue organizada por el concejal Santiago Fernández y el dirigente Martín Rodríguez. Ellos militaron con el actual diputado provincial Darío Martínez, y actualmente están integrados al gobierno del intendente Carlos Saloniti, en San Martín de los Andes.
En fin, el primer paso de organización para ir a las elecciones este año, lo dio el oficialismo, con Figueroa a la cabeza. Hacía mucho que no se veían tantas sonrisas en la política neuquina. El oficialismo se sabe sólido y firme, cumplido el primer año, que, estimaban, con razón, sería el más difícil. Este 2025 se pretende de gestión política abundante en obras, y, (aunque ese tema no se toque públicamente), con mejoras en las áreas estrictamente sociales, de una comunidad que todavía se divide casi groseramente entre quienes están bien o muy bien, y quienes están decididamente mal.
Por ese difícil camino de cornisa se avanzará con el argumento de redistribución de la cada vez más grande renta del Estado, con arcas que se fortalecen en función del control del gasto y el aumento de los recursos. Redistribución es una palabra fácil, aunque de compleja aplicación en la realidad. Se sabe, además, que no es suficiente, que hará falta que la economía por fuera del Estado se recupere, desarrolle, y posibilite generar trabajo en mayor volumen y mejor calidad, para que la situación social mejore de manera sustentable, y no quede desperdiciada en coyunturas fugaces.
En medio de este contexto, el multicolor oficialismo que lidera Figueroa también avanza en la elección de opositores. En el peronismo, en el MPN y en La Libertad Avanza, hay referentes que son marcados, como quienes rumian acuerdos a la manera de una vaca (no muerta) en sus cuatro estómagos, intentando conformar una masa crítica lo suficientemente importante como para plegarse al arrastre nacional y ganar así alguna banca de la media docena que estará en juego.
Será difícil conformar una estructura electoral opositora a "La Neuquinidad". De alguna manera, es posible que el propio gobierno provincial controle, indirectamente, a quiénes se le enfrentarán. Habrá que esperar a ver qué define Javier Milei, con su hermana Karina y el misterioso Santiago Caputo, para armar o no en Neuquén. El gobierno nacional pretende arrastrar electores con los resultados del control de la inflación, un acuerdo inminente con el FMI, el levantamiento del cepo cambiario y la progresiva eliminación de impuestos. Pero ese arrastre quedará condicionado en cada distrito a las personas que encarnen la propuesta electoral nacional.
En Neuquén, esos logros atraviesan la relatividad de que han sido posibles en buena medida por el aporte en divisas concretas que ha hecho y que seguirá haciendo Vaca Muerta. Esta es una realidad objetiva, pues ha quedado en claro lo que tantas veces se dijo en el pasado reciente: los motores (únicos) económicos de Argentina son dos; la producción agroindustrial del campo, y la producción de energía en escala creciente, y exportadora, de Vaca Muerta. Ese avión bimotor argentino, sin embargo, todavía no ha levantado vuelo, apenas si toma envión carreteando en la pista.
Así, el escenario neuquino muestra la fortaleza actual del oficialismo provincial o neuquinidad; y una expectativa que se comparte, sin precisiones, sobre quiénes y cuántos tendrá el inevitable armado de una opción opositora, que tendrá que encontrar razones argumentales diferenciadas para sobrevivir fuera de la sombra del poncho grande tejido por Figueroa.