Austria va a confinamiento, Rusia por ahora no

Dos países con realidades muy parecidas en cuanto al crecimiento de contagios por coronavirus, pero con distintos enfoques para hacer frente a la situación por las realidades que viven.

En un intento por frenar un rebrote de coronavirus, que en las últimas 24 horas acumuló casi 6.000 nuevos positivos, Austria inició este martes su segundo confinamiento del año.

Desde este martes, las personas solo pueden salir de sus hogares para comprar alimentos, ir a trabajos considerados esenciales, hacer ejercicio o para ayudar a personas que necesiten asistencia.

Se ordenó el cierre de todos los restaurantes, comercios no esenciales, peluquerías y otros servicios, mientras que las escuelas están trabajando con programas a distancia.

Al referirse a esto, el canciller Sebastián Kurz dijo ayer que el cierre se extenderá hasta el 6 de diciembre y que hasta esa fecha "toda la vida social y pública se reducirá al mínimo".

Este país alcanzó su peor dato el viernes pasado, cuando superó los 9.500 casos en 24 horas y las autoridades confirmaron una tasa de incidencia a siete días de 564 diagnósticos por 100.000 habitantes, sin precedentes desde que comenzó la pandemia.

Austria acumula 213.972 casos positivos y 1.887 muertes por la enfermedad derivada del coronavirus, 58 de ellas en las últimas 24 horas, según el último balance publicado por las autoridades sanitarias y recogido por la agencia de noticias DPA.

El ministro de Salud, Rudolf Anschober, alertó que se espera un pico de ingresos en hospitales para la última semana de noviembre, derivado del repunte de los contagios de los últimos días.

Rusia evita confinar

Un nuevo récord diario de muertes a causa del coronavirus se informó este martes en Rusia, con 442 fallecidos en las últimas 24 horas, mientras se encienden las alarmas por la veloz propagación del virus en algunas regiones donde los hospitales se encuentran desbordados y las morgues llenas.

Este número de fallecidos informado por las autoridades supera en tres el récord anterior, alcanzado hace cinco días, el 12 de noviembre, mientras la cifra de contagios diarios trepó a 22.410, lo que sitúa a Rusia, con 1.948.603 contagiados, en el quinto puesto mundial por número de enfermos.

En total, 33.931 enfermos murieron por el coronavirus desde el inicio de la pandemia, aunque los datos (que muestran una letalidad menor a la registrada en otras partes del mundo) están en entredicho pues las autoridades rusas solo cuentan los muertos en los que, tras una autopsia, se pudo comprobar que la causa era el coronavirus.

Los datos demográficos entre marzo y septiembre muestran que murieron 117.107 personas más que respecto al mismo periodo de 2019, según datos proporcionados por la agencia de noticias AFP.

Aunque Moscú sigue siendo el epicentro de la pandemia con entre 5.000 y 7.000 nuevos casos diarios, la situación es cada vez más preocupante en las provincias, que concentran tres cuartas partes de los nuevos enfermos y donde el sistema sanitario es más deficitario.

Ayer, el ministro de Salud, Mijail Murashko, afirmó que el 84% de las camas de hospital dedicadas al coronavirus estaban ocupadas.

En la región de Ivanovo, a 330 kilómetros de Moscú, el ministro de Salud regional, Artur Fokin, admitió que las morgues estaban desbordadas.

"Estamos buscando cámaras frigoríficas porque las morgues ya no pueden almacenar tantos cuerpos", dijo durante una reunión oficial.

Las autoridades rusas descartan por ahora un nuevo confinamiento nacional ya que consideran que volver a las restricciones impuestas en primavera sería muy dañino para la economía.

Sin embargo, la república federada de Buriata, en Siberia, se convirtió en la primera región en cerrar una amplia gama de negocios no esenciales.

Las autoridades de Buriatia ordenaron cerrar cafés, restaurantes, bares, centros comerciales, cines, salones de belleza y saunas a partir de hoy y hasta fin de mes.

Se permitirá el funcionamiento de supermercados, farmacias y comercios que vendan productos básicos.