Israel: siguen las tensiones por la reforma judicial

El Estado de Israel llegó a su 75 aniversario esta semana sumido en una crisis política y religiosa inédita. Esto se debe a las divisiones que generó el plan del primer ministro Netanyahu para reformar la Justicia y dar más poder al Parlamento unicameral. Las protestas en su contra y del gobierno de derecha ortodoxa son las más grandes y prolongadas en la historia del país.

Desde hace meses, cientos de miles de israelíes tomaron las calles para enfrentar la iniciativa, que permitiría al Legislativo revertir fallos de la Corte Suprema. Este organismo, cabe aclarar, opera como el único contrapoder de la nación, un rasgo que perdería. Además, la reforma otorgaría a las coaliciones gobernantes mayor intervención en la designación de jueces.

Carente de una constitución, en Israel rigen leyes básicas con estatus privilegiado. Los gobiernos siempre quieren torcerlas, “pero la reforma judicial de este gobierno (…) es de una magnitud rara vez vista”, aseguró la periodista Hadas Gold en el sitio de CNN. Los defensores de la reforma dicen que necesitan controlar a un poder judicial no electo que se excede en sus funciones.

Pero quienes se oponen a ella ven otra realidad. Interpretan que el problema es la agenda del gobierno, el más religioso y de derecha en la historia de Israel. Y que es liderado por un premier que enfrenta un juicio por corrupción y busca de impunidad. En este contexto, Netanyahu anunció una pausa temporal en el proceso legislativo el mes pasado, pero el malestar continúa.

De hecho, durante las conmemoraciones por el aniversario de Israel –donde la sociedad se une en el luto por los muertos en guerras o ataques terroristas-, se registraron disturbios. Por ejemplo, cuando uno de los miembros más extremistas del gobierno, el Ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, habló en un cementerio militar.