Javier Milei lo hizo de nuevo: sacudió el establishment, ganó las elecciones porteñas, doblegó a los Macri, y se impuso sobre Leandro Santoro, el populista, quien, por otra parte, hizo una muy buena elección y se ubicó segundo a pocos puntos de la lista liderada por Manuel Adorni. La derecha, dividida y en puja, ocupó la zona mayoritaria de la sociedad de Buenos Aires, y el triunfo solo deja interrogantes en cuanto a la participación ciudadana, que apenas superó 53 por ciento del padrón de electores.
Milei abre así, por imperio de las estrategias desplegadas antes de estas elecciones, ahora confirmadas por el resultado, un escenario de consolidación para sus políticas, que son, esencialmente, del rubro económico. Desregulaciones, ajuste del gasto público, dólar libre, inflación baja, todo el catálogo, que todavía tiene muchas asignaturas pendientes, pero, está a la vista, disfruta del aval mayoritario de la ciudadanía.
Ganó también la interna a cielo abierto, Milei. Es importante desde lo estrictamente político. Dio un gran paso hacia el liderazgo pleno de la derecha argentina, que, a medida que cosecha elecciones, pierde esa vergüenza residual que todavía la afectaba, y gana en seguridad y en convicción: si esto será bueno o malo para el conjunto, todavía está por verse.
Gran derrota para Mauricio Macri. Quedó, su lista, tercera, con poco menos de 16 por ciento de los votos. El resultado podrá influir en lo que suceda en el distrito de la provincia de Buenos Aires, y, obviamente, en el resto de los distritos del país que todavía esperan definiciones acerca del armado electoral "fino". Por lo pronto, hay que escuchar a Karina Milei, otra ganadora de lo sucedido este domingo: "Dijimos que éramos los únicos capaces de ganarle al kirchnerismo. Hoy lo demostramos una vez más. Gracias a todos los porteños por acompañarnos en esta elección", dijo "el jefe".
Así, la elección porteña se transforma, inevitablemente, en una prueba superada para el oficialismo más duro. Todo se potenciará. Lo que se considera bueno (la economía) y lo que se considera malo (una incipiente prepotencia desde el poder). Todavía falta mucho para completar el mapa electoral del año, falta, esencialmente, octubre. Pero, es innegable que Milei dio un gran paso adelante.