El periodista que incomodó hasta el final
En una jornada cargada de simbolismo, la figura de Jorge Lanata dominó la escena aún en su ausencia. Las hijas del periodista recibieron en su nombre el reconocimiento como académico honorario de la Academia Nacional de Periodismo. Fue un instante sin palabras, en el que la ovación se convirtió en una forma de abrazo colectivo.
Su pensamiento libre, ajeno a etiquetas y alineamientos, volvió a resonar con fuerza. “Yo sería una especie de liberal de izquierda, cosa bastante rara”, solía decir, incomodando a todos por igual. También se lo recordó por su amor al oficio, por su origen humilde, por su obsesión por preguntar. “Los periodistas tenemos preguntas, no respuestas”, repetía como un mantra.
El acto lo trajo de vuelta. Porque hay silencios que dicen más que cualquier discurso.
Leila Guerriero: la periodista que aprendió a esperar
La cronista recibió la Pluma de Honor 2024 con un discurso que conmovió al auditorio. Pero el momento más potente llegó cuando recordó que fue Jorge Lanata quien le dio su primer trabajo. "Me pareció significativo que este reconocimiento estuviera enlazado con el hombre que vio en mí a una periodista antes de que yo me diera cuenta que lo era", expresó.
Con una defensa firme del periodismo narrativo, Guerriero criticó la tiranía del clic y de la velocidad: “No se trata de llegar primero, ni más rápido, sino de llegar mejor”. Su mirada, que prioriza el tiempo, la profundidad y el respeto por el lector, fue recibida con calidez por colegas, editores y referentes del medio.
Jorge Fernández Díaz: el oficio como compromiso
El periodista y escritor fue distinguido con la Pluma de Honor 2025. Con un discurso breve, sumó su voz a una jornada que se convirtió en defensa abierta del periodismo como herramienta para interpelar al poder.
Guerriero lo describió como un colega generoso, que en los momentos difíciles supo estar presente. “Fue el primero en acercarse y decirme, literalmente, lo que necesites cuando lo necesites. Y siempre cumplió”, contó.
El acto, además de emotivo, se transformó en un espacio para reflexionar sobre las amenazas crecientes a la libertad de expresión. En ese contexto, el recuerdo de Lanata, la profundidad de Guerriero y la solidez de Fernández Díaz reforzaron una idea clave: el periodismo sigue siendo necesario. Y también incómodo.