En homenaje a la histórica productora Celina Cichero, se reinauguró en la Chacra Municipal de Centenario una sala de agroalimentos que ya da trabajo a productores locales y busca conquistar los mercados neuquinos con dulces, conservas y jugos naturales. La tierra neuquina no solo da frutos, también puede dar futuro.
Así lo entendieron desde la gestión municipal de Centenario, donde el pasado lunes se reinauguró oficialmente La Celina, una sala de elaboración de agroalimentos que ya está permitiendo que productores y productoras locales transformen su materia prima en productos comercializables.
El espacio, ubicado en la Chacra Municipal, fue bautizado en homenaje a Celina Cichero, una histórica productora de la ciudad, y se perfila como un eje clave para promover la soberanía alimentaria y la generación de ingresos a través del trabajo rural. La reinauguración no solo fue un gesto simbólico: representó la recuperación de un proyecto iniciado en 2019 que, por razones administrativas, había perdido su rumbo original.
“Cuando vuelve la segunda gestión de Esteban (Cimolai), en 2023, toma la decisión política de volver a poner los esfuerzos necesarios para que la sala recupere la función para la que fue creada: albergue a elaboradores y elaboradoras con productos sanos para la comercialización”, explicó a AM550 Daniela Dietrich, subsecretaria de Educación Ambiental de Centenario.
Del campo al frasco
Alimentos con identidad local Actualmente, nueve productores y productoras hacen uso fijo de la sala, elaborando conservas, picles, pastas de ají, dulces de frutas como manzana, pera y ciruela, y jugos naturales de uva, manzana y pera. La clave está en poner en valor lo que se cultiva en la región.
“Esto es generar soberanía alimentaria, también. Porque vos estás garantizando a la persona que consume un alimento sano y que ha seguido todas las pautas de elaboración para poder ser comercializado”, señaló Dietrich, destacando además que uno de los productos ya logró ingresar a un comercio local. Además de abrir puertas al mercado, la sala cuenta con habilitación municipal, aunque el objetivo es alcanzar la habilitación provincial, lo que permitiría una distribución más amplia.
Para eso se requiere una inversión en mejoras técnicas y adecuaciones normativas. El compromiso de avanzar en esa dirección fue ratificado por autoridades provinciales y por Pan American Energy (PAE), una empresa privada que colabora con asesorías técnicas y equipamiento.
Proyectos que dan trabajo y dignidad La importancia de este tipo de políticas públicas va más allá de la producción de alimentos: implica crear oportunidades laborales sustentables para quienes hoy no tienen un ingreso fijo o necesitan reconvertirse. “Hay gente que tiene proyectos que no tiene manera de hacerlos. Y otros que necesitan de un proyecto para poder vivir porque se quedaron sin trabajo. Para eso también estamos”, remarcó Dietrich.
La sala también planea diversificarse. Desde la comunidad surgieron demandas para incorporar panificados, deshidratados e incluso bebidas alcohólicas artesanales, lo que abre un horizonte de expansión. “Esta primera mitad del año nos está sirviendo para evaluar las demandas y reorientar la proyección de la sala”, agregó la funcionaria.