En 1989, Pepsi se convirtió —por unas semanas— en la sexta potencia naval del mundo. Para explicar esto, hay que ir a los años '70. La compañía PepsiCo se convirtió en una de las primeras empresas estadounidenses en establecer relaciones comerciales con la Unión Soviética, en plena Guerra Fría. Ante la falta de acceso a dólares estadounidenses, el gobierno soviético propuso un sistema de trueque: Pepsi exportaría su bebida a la URSS y recibiría, a cambio, vodka Stolichnaya para distribuir en Estados Unidos.
Este intercambio permitió que Pepsi consolidara su presencia en el mercado soviético, con resultados económicos favorables y una expansión significativa en Europa del Este.
La flota soviética que recibió PepsiCo
Cuando llegó el momento de renovar el acuerdo en los años 80, la Unión Soviética enfrentó un desequilibrio comercial: PepsiCo había ganado una gran cuota de mercado en la URSS, mientras que el vodka Stolichnaya no había logrado igual éxito en Estados Unidos.
Para compensar la diferencia, en 1989 la URSS ofreció una flota naval compuesta por 17 submarinos, un crucero, un destructor y una fragata. El valor total de los buques fue estimado en 3.000 millones de dólares.
Una potencia naval... por unos días
Por un breve período, PepsiCo se convirtió en la sexta potencia naval del mundo. Sin embargo, la empresa no tenía intenciones militares: vendió inmediatamente los buques a una empresa noruega para su desguace.
El entonces presidente de PepsiCo, Donald Kendall, ironizó ante funcionarios de Washington: “Estamos desarmando a la Unión Soviética más rápido que ustedes.”
Un caso único en la historia del comercio
Este episodio ilustra una de las transacciones más insólitas del siglo XX, donde las limitaciones económicas de un Estado dieron lugar a un acuerdo que cruzó las fronteras de la diplomacia, la economía y la geopolítica.