Los tiros retumbaron en la fría madrugada, pero no sorprendieron porque desde hace años que son habituales en General Roca. Fueron el final de una discusión que arrancó minutos antes, con gritos y amenazas. Cuando llegó la Policía le costó poner orden y en el medio del conflicto un herido debió ser trasladado en taxi al hospital, mientras con una remera intentaba bloquear la sangre que brotaba de una herida de bala.
El hecho sucedió cerca de las 3 de la mañana en el sector norte de la ciudad rionegrina, una zona dominada por las bandas de narcos y los "soldaditos" que defienden el territorio de sus jefes.
Hasta San Juan y Picaflor llegó el único patrullero que funciona en la Comisaría 21°. Fueron alertados por los vecinos que hacia varios minutos que escuchaban gritos y discusiones, pero el punto máximo de hartazgo fue cuando empezaron a sentirse las detonaciones de armas de fuego.
Cuando llegaron los uniformados, fueron recibidos por una lluvia de piedras, por lo que les costó llegar al lugar donde, desde lejos, ya se podía apreciar que había una persona herida tendida en el piso.
Entre tantos gritos y promesas de venganza, se podía escuchar el pedido de asistencia médica que hacían varios hombres que intentaban atender al herido. De todas maneras, antes de que llegue la ambulancia, apareció en el lugar un taxi, que sirvió para el traslado hacia el hospital.
Cuando ya la situación estaba más tranquila, al lugar llegaron los peritos del Gabinete de Criminalística, que comenzaron a levantar rastros. En la calle encontraron nueve vainas de 9 milímetros, el mismo calibre que utilizan las fuerzas de seguridad, y una de calibre 22, además de una cuchilla tipo carnicero, de unos 25 centímetros de largo.
El herido debió ingresar a la guardia del hospital Francisco López Lima. Debieron realizarle curaciones en la pierna, donde ingresó el disparo. También confiaron que posteriormente se debía hacer la extracción del proyectil que estaba alojado en la cadera.