Cuatro policías que estaban de servicio en la Comisaría 45° están siendo juzgados por el crimen de Jorge Gatica, un hombre de 36 años al que habían detenido horas antes. La fiscalía y la querella sostienen que los agentes lo sometieron a una brutal golpiza que derivó en su muerte.
Los imputados, Walter Carrizo, Jorge Sosa, Vilmar Quintrel y Andrea Henríquez, enfrentan cargos de tortura seguida de muerte, una imputación grave que podría significar penas severas. Según la investigación, los uniformados excedieron sus funciones y recurrieron a la violencia de manera ilegítima mientras Gatica permanecía bajo custodia policial. A la víctima la sometieron mientras tenía las manos esposadas.
El fiscal jefe Santiago Márquez Gauna y Martín Pezzetta presentaron el caso ante el jurado, detallando el rol de cada acusado en el crimen. Según la fiscalía, Sosa aplicó los golpes más letales, Henríquez, como superior en rango, no intentó detener la agresión ni informó la gravedad de lo sucedido, Carrizo impidió el ingreso de testigos, y Quintrel participó activamente en la golpiza.
La autopsia reveló que Gatica recibió más de 100 golpes, incluyendo fracturas costales y una hemorragia hepática interna, lesiones que terminaron con su vida. También tenía heridas internas muy graves en los testículos, producto de la gran caridad de patadas que recibió.
Estrategias de la fiscalía y la querella
Durante los alegatos de apertura, Pezzetta enfatizó que la fuerza policial tiene límites claros en su accionar. "Detener a una persona no les da derecho a torturarla", afirmó frente al jurado.
El abogado Leonel Herrera Montovio, representante de la familia de Gatica, apeló a la sensibilidad de los jurados, proyectando una imagen de la víctima y describiendo la violencia que sufrió en sus últimas horas de vida. “Fueron más de 100 golpes, y los últimos fueron los que le quitaron la vida”, expresó en su intervención.
A Gatica lo demoraron el 9 de enero de 2023, y lo sometieron entre las 22.30 y las 0.05 del 10 de enero, cuando intervino el personal de Salud y confirmó que no tenía signos vitales. Fueron acostados cinco policías, pero solo 4 llegaron a juicio. Un oficial principal aceptó un juicio a abreviado y reconoció su culpabilidad. A Gastón Moraga lo condenaron a tres años de prisión en suspenso y la inhabilitación de por vida a ejercer como policía. Los demás fueron pasados a situación pasiva y desde el momento del hecho tienen prisión preventiva domiciliaria.