Desde la tarde del pasado domingo, Adán Estanislao Bascur, de 47 años, dejó de responder mensajes, no regresó a su casa y se esfumó sin dejar rastro. Su hija fue la primera en dar la alarma: se presentó en la Subcomisaría 68° de Cipolletti para denunciar su desaparición. Lo que vino después fue una movilización inédita para un caso de estas características: patrullas, perros rastreadores, revisión de cámaras de seguridad y operativos coordinados por la Fiscalía. El gran despliegue dio resultado, porque fue hallado jugando en el casino de la ciudad.
El trabajo de los investigadores fue intenso, peinaron la ciudad y analizaron registros del hospital local, la terminal de ómnibus y hasta alojamientos temporarios. Mientras la familia de Bascur transitaba los días más oscuros y ya habían comenzado a desconfiar de las fuerzas de seguridad y de que efectivamente lo estén buscando."No saber dónde está, si comió, si duerme, si está vivo… eso te carcome la cabeza", confió una allegada. Las hipótesis eran varias: accidente, desorientación, un hecho violento. Nadie pensaba en lo que realmente sucedía.
Recién en la noche del jueves, y gracias a una transacción electrónica, apareció la primera pista firme: un movimiento de dinero en el casino de Cipolletti. Personal policial se dirigió inmediatamente al lugar y confirmó lo insólito. El hombre estaba allí, apostando con total naturalidad. Como dice aquella canción popular, "no estaba muerto, andaba de parranda".
La Policía trasladó a Bascur al hospital para ser revisado, tal como ordena el protocolo, y luego lo entrevistó para conocer qué motivó su desaparición. Aún no hay detalles sobre sus explicaciones, pero desde la fuerza confirmaron que su estado de salud es bueno. La causa seguirá abierta hasta esclarecer si hubo algún tipo de situación de riesgo o simplemente se trató de una desaparición voluntaria.
Lo que sí está claro es que el caso dejó una estela de desgaste emocional en su familia, que vivió durante días con el corazón en la garganta. Es más, hasta se enojaron con el personal policial que filtró la información. Y también reavivó el debate interno en la Policía sobre la cantidad de recursos públicos que se activan ante una desaparición. Porque, aunque cada caso debe tratarse con la máxima seriedad, no es la primera vez que una búsqueda intensa termina con un hallazgo que descoloca a todos.