Una mujer salió ayer, rumbo al arroyo Seguel, a 11 kilómetros del centro de Villa Llanquín, y lo encontró: su hijo yacía sin vida, recostado en la parte baja de un barranco. La escena, estremecedora por sí sola, se volvió aún más inquietante al constatar que el cuerpo tenía golpes y heridas visibles.
El hecho, que conmocionó a la pequeña comunidad, llegó a oídos del Comisionado de Fomento, quien no tardó en convocar a la policía. La zona, de difícil acceso y marcada por el mal tiempo del fin de semana largo, presentó serias complicaciones para los rescatistas que trabajaron durante horas para poder extraer el cuerpo. La víctima fue identificada como Mario Alberto Ferreira, de 46 años.
El cuerpo se encontraba en la zona del arroyo Sayel en el paraje rural Las Aguas que se encuentra cerca de Villa Llanquín, a unos 40 kilómetros de Bariloche.
Una vez trasladado a la morgue local, se confirmó que se trataba de un hombre de 46 años. La autopsia, prevista para hoy, será clave para determinar las causas del deceso. Por el momento, no se descarta ninguna hipótesis: desde una caída accidental, hasta la posibilidad de una muerte violenta.
La comunidad de Villa Llanquín, golpeada por el impacto de la noticia, espera respuestas en medio del hermetismo con el que avanzan las pericias.