Todo comenzó como suelen comenzar miles de historias en tiempos de apps y algoritmos: con un match. Durante un mes, la mujer de 37 años, residente de Vicente López, Buenos Aires, mantuvo conversaciones diarias con un hombre de Plottier que decía estar buscando una relación seria. Compartieron fotos, hablaron de sus vidas, se rieron, se desearon. Hasta que ella decidió dar un paso más y viajó más de mil kilómetros para encontrarse con él.
Las primeras 24 horas en la casa de San Juan al 600 fueron normales. Conversaciones, abrazos, tragos, algo de intimidad. Pero la noche siguiente, la atmósfera cambió abruptamente. El hombre, bajo los efectos del alcohol y drogas, se volvió irreconocible.
Puños, encierro y control
Según el relato policial, Iván se tornó violento, la golpeó en el rostro y la sometió físicamente en repetidas ocasiones. El ojo derecho de Maia terminó inflamado, amoratado, con una herida abierta. Pero lo peor vino después: el supuesto arrepentimiento.
Al otro día, ya sin los efectos de las sustancias, el agresor cambió de tono. Le pidió perdón, le curó las heridas y le prometió que no volvería a pasar. Pero no la dejó salir. Le prohibió ir al hospital. La puerta de la casa, como su libertad, estaba cerrada.
Atrapada en una ciudad que no conocía, sin red de contención, aislada, controlada. La violencia volvió días después: golpes, gritos, encierro. Hasta que pudo escapar.
El escape y la ayuda de los vecinos
El viernes 30 de mayo logró salir de la casa. Corrió, golpeó puertas, pidió ayuda. Los vecinos de Avenida Zabaleta y San Juan se conmovieron con su relato y dieron aviso a la policía. Cuando el móvil llegó, la encontraron en estado de shock, con el rostro lesionado y casi sin poder hablar.
“La mujer estaba visiblemente golpeada, asustada, desorientada”, explicó el comisario Sergio Llaytuqueo, a cargo de la investigación. “Pudo relatar parte de lo que vivió. Dijo que él no la dejaba salir y que la había agredido físicamente. Tuvimos que trasladarla al hospital porque no había ambulancias disponibles”.
Un llamado de atención
El agresor fue identificado y está bajo investigación judicial. La causa está en manos de la fiscalía, que ya inició las actuaciones correspondientes. La mujer, en tanto, fue asistida, contenida y espera regresar a Buenos Aires para seguir con el proceso desde allá.
Este caso expone, con crudeza, la cara más oscura de las aplicaciones de citas. No porque ellas sean el problema, sino por lo que pueden habilitar en personas violentas que se esconden detrás de perfiles digitales aparentemente inofensivos.
Si sufrís violencia de género, llamá al 144. Es gratuito, funciona las 24 horas y es confidencial.