Lo que parecía una siesta tranquila en San Antonio Oeste, terminó con gritos, sangre y un gato al borde de la muerte. Un perro del barrio se metió sin permiso al patio de la vecina y atacó ferozmente al felino. Lo dejó con la cola destrozada, el cuerpo desgarrado y secuelas que aún arrastra. Las imágenes de las cámaras de seguridad no dejaron dudas: el perro cruzó el alambrado y fue directo al cuello.
La dueña del gato no se quedó quieta. Documentó todo: facturas, curaciones, cirugías, fotos del antes y el después. Fue a la justicia de Paz con un reclamo por $900 mil pesos, en concepto de gastos veterinarios y daño moral. Pero los dueños del perro negaron todo. “Ese perro no es nuestro”, dijeron. Y lo que parecía una pelea entre mascotas se convirtió en una batalla legal con acusaciones cruzadas.
Durante meses, el expediente avanzó. En febrero de este año, en plena audiencia judicial, las partes llegaron a un acuerdo: $700.000 en diez cuotas iguales de $70.000. A partir de la sexta, se ajustará por inflación según el INDEC. Se firmó el convenio, se denunció la cuenta bancaria para los pagos y se dejó todo asentado: si no cumplen, el monto completo puede exigirse de una sola vez.
El juez interviniente homologó el arreglo con carácter de sentencia. No hubo declaración de responsabilidad, ni culpa admitida, pero sí un cierre legal al conflicto.