Aunque por la mañana los candidatos manifestaban su ilusión de que sea mayor que en las PASO la cantidad de electores que concurrieran a las escuelas a votar, lo cierto que el porcentaje de votantes al mediodía era bastante bajo. Sin embargo a la siesta los números repuntaron y según los primeros cálculos de los fiscales partidarios indican que el 67,92% de septiembre se superó por algunos puntos.
En un primer momento y hasta media mañana el registro de votantes era bastante bajo en Río Negro, el promedio apenas marcaba el 10%. La evolución de la curva de electores fue creciendo pero tardó en marcar números importantes. Al mediodía llegaba al 20% pero el horario preferido para concurrir a cumplir con el deber cívico fue la siesta, donde a las 16 ya alcanzaba el 55%. El cálculo de los fiscales indica que en promedio se llegó al 70% de votantes, apenas unos puntos por arriba de lo que fue la elección de septiembre.
La particularidad que marcó estas elecciones, en relación con la interna abierta, es que no estaba previsto ningún protocolo anti Covid más que la realización de las filas fuera de las escuelas. Al no tener que colocar alcohol en gel para desinfectar al votante, el desarrollo fue más rápido y ordenado, con muy poca aglomeración de gente.
Tampoco hubo complicaciones con faltantes de boletas, un triste y repetido problema que ya es tradicional. Solo hubo algunos inconvenientes en Viedma con la aparición de algunas listas de las PASO, que no eran válidas para esta elección pese a tener los mismos nombres impresos.
En Roca también surgieron problemas con la aparición de boletas de Juntos Somos Río Negro con un color verde desteñido. Pero fueron los propios fiscales partidarios quienes reconocieron que no harían ninguna denuncia porque revisaron esas listas y eran iguales a las de un verde más intenso. La respuesta de las autoridades del oficialismo fue que se trataría de un problema ocurrido en la imprenta.