Los apeaderos avanzan, pero el tren ¿avanza o retrocede?

Este martes el municipio capitalino informó del avance de los apeaderos -paradores- para el servicio del tren interurbano, entre Cipolletti, Neuquén y Plottier. De las cinco estaciones se inaugurarán primero la ubicada en el Aeropuerto y la que está a la altura de la ETON. Pero el servicio del tren de pasajeros sigue dejando muchas dudas: son frecuentes las salidas de servicio, con frecuencias muy espaciadas cuando funciona. Eso produce que viaje poca gente y que la eficacia de semejante inversión y gasto sea muy relativa.

Hoy mismo, se anunció que quedaría suspendido el servicio por una sospecha de caso de COVID. Si tuvieran la misma conducta en los centenares de colectivos interurbanos que circulan en el valle, esos servicios se frenarían y colapsaría el sistema de transporte en la región. La posibilidad de que viajen contagiados de Coronavirus en los colectivos es tremendamente alta. Para subir al tren hasta toman la temperatura. En los colectivos no hay prevención alguna.

Más allá del caso puntual de la sospecha de COVID en un pasajero, el tren queda fuera de servicio con una frecuencia preocupante. Por problemas mecánicos, porque se corrieron las vías del puente sobre la ruta 151, o por cualquiera otra causa. Además, las frecuencias están al mínimo, desde que comenzó la pandemia.

“Tener la posibilidad de unir el Aeropuerto, con la Terminal de Ómnibus y con el centro a través del tren es único en el país y como estamos viendo en esta recorrida vamos muy avanzados”, dijo hoy el intendente Mariano Gaido, al recordar que la de los apeaderos es una obra de 180 millones que paga el Estado nacional. Todo muy cierto. Ahora habría que poner el acento en el servicio en sí mismo. Conseguir que haya dos formaciones en movimiento, no una sola. Aumentar las frecuencias. Y conseguir, con una campaña publicitaria, que la gente use el tren.

De lo contrario, será plata arrojada al vacío de las intenciones decorativas.